lunes, 20 de noviembre de 2017

Super Nacho

Si tuviese 20 años y tuviese un amigo gordo llamado Nacho ya se habría cagao: le estaríamos llamando Super Nacho hasta que le sangrasen los oídos. Pero como ya soy mayor nada de nada.


Los traumas son una cosa mucho menos dramática de lo que estamos acostumbrados a creer: vale que si estás gordo y te llaman Super Nacho te jode, pero ¿y lo que te ríes? En el momento molesta pero cuando pasan los años lo echas de menos. ¡Ojalá yo pudiese volver a ser “El Filósofo Loco” como me llamaba Raúl!

Los millennials todo muy bien pero han dejado de lado la bella tradición de los motes con mala baba. Si no te aprendes a reír de ti mismo te va a dar igual saber mucho sobre blockchain, por poner un ejemplo, porque en cuanto rocen tu delicadísima piel vas a explotar y vas a quedar en ridículo delante de tu cliente. Antes de saber sobre blockchain tienes que aprender a ser Super Nacho y estar contento con ello.


Einstein se descojonaba constantemente de sí mismo y por eso tenía la cabeza despejada para poder pensar con tranquilidad sobre la Teoría de la Relatividad. Si Einstein hubiera estado rallado con que le llamaban en el instituto “Doc Brown” no hubiera sacado ninguna teoría chula, se hubiera quedado currando en la oficina de patentes como un buen perro. Por tanto antes de estudiar te tienes que aprender a reír.

Tus amigos puede que fuesen gilipollas, pero a nadie se le ha ocurrido mejores motes que a ellos. ¿No es eso un ejercicio creativo de primer orden? ¿No es esa una “redefinición disruptiva del concepto” bajo todas las ópticas? Puedes apostar tu culo, Super Nacho.


En la mezcla perfecta que tengo en mi cabeza hay un porcentaje menor de “rollo millennial” del que suele tener todo el mundo y un porcentaje mayor de “rollo colegones”. Con demasiado rollo millennial puede que saques cosas formalmente muy perfectas pero gustar no le van a gustar a nadie, porque a la gente le gusta reírse con las tripas, no sólo con el seso.

La única manera de ser realmente disruptivo hoy en día es recuperar aquellas cosas que el rollo millennial sepultó. Ya ves, creías que los millennials te iban a llevar al universo cósmico y al final no te han llevado a ningún lado. ¿Te lo dije o no te lo dije? Deberías hacer más caso al Filósofo Loco, sabe lo que se trae entre manos.


El Filósofo Loco pisa todos los cepos del camino para que después no los tengas que pisar tú. El Filósofo Loco te advierte de que ese señuelo esconde una trampa de pinchos de categoría premium. Haz caso a mis consejos y no te engañarán como a un chino porque al honorable Juan ya lo han engañado antes.

A Salva le engañaron los trileros cuando íbamos a comprar el Eternal Champions al Centro Mail. ¿Resultado? Que los trileros no nos han engañado nunca más. Por eso tienes que hacer caso al Filósofo Loco, porque los millennials también juegan, y cómo, a los trílez.