lunes, 27 de noviembre de 2017

Dos Chalados y Muchas Curvas

Esta peli me importa un higo, lo que pasa es que venía en un pack que me interesaba por otra película. Sea como sea tenemos en nuestras manos una peli de entre colegones y acción que puede estar o muy bien o muy mal.


Sale el malo de American Pie, así que, oye, algo es algo. Ya es una cara conocida, que las caras conocidas son una cosa muy importante. Hacen que te sientas menos solo en las fiestas, por ejemplo.

Puede que estés un domingo en El Matadero escuchando a un muchacho tocar el theremín, pero como ha pasado por tu lado un tío que conoces de hace tiempo haciendo fotos ya estás en el rollo. “¿Ves a ese que hace fotos? Pues a ese lo conozco yo”. Quedas así como dabuti, como si tuvieras alguna importancia. Ya ves.


Conocer a peña es algo como muy curioso, sientes que vales mucho más que si vas a El Corte Inglés y pagas en las cajas de autopago un Red Bull. Si vas a El Corte Inglés a pagar Red Bull en las cajas de autopago en chándal, no sé, como que sientes que hay gente que te está mirando y está pensando que eres un mendigo. Pero en ese momento recuerdas que conoces al de las fotos de El Matadero y de mendigo pasas a ser tronco cool.

¿Veis qué gilipollez es todo? Soy el mismo, lo único que cambia es que has visto hacer fotos al que era novio de una conocida. Pero como está en el rollito chachi ya eres mejor que hace un minuto. ¿Somos retrasados hardcore los humanos? ¡Puedes apostar tu theremín!


El rollo es una cosa cansadísima, a mi saludar a gente e interesarme por su vida no me gusta nada. ¿Pero qué vas a hacer? ¿Hacer como que no lo has visto? Pues sí, yo hago mucho eso. Veo que viene este con camisa como hawaiana y me pongo a mirar un escaparate interesadísimo, para no tener que saludar al de la camisa.

Además como ya le conoces y ves que lleva una camisa hawaiana ya no necesitas que te cuente nada: ya sabes que a este le va regular, porque este tiene cerebro más bien de mosquito, y que encima tiene la osadía de creerse guay, por eso lo de la camisa hawaiana. Los panolis que se creen guays optan por ese tipo de camisas.


Como veis, estoy destinado a estar en el rollo. Mi manera de ser es el rollo mismo, podríamos decir que sin mi no hay rollo alguno. Si yo me voy se acabó la fiesta. Por eso debéis seguirme como buenos perros, porque yo soy aquel que hace que de ser trocitos de caca paséis a ser chicos guays que visten a la moda.

Yo decido quién sí y quién no, en resumidas cuentas. ¿Ves qué importante soy? Ni Ana Patricia Botín.