miércoles, 10 de enero de 2018

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¡Por Esparta! Vaya brutalidad de película. Cuando la vi en el cine me quedé impactao.


Lo más impactante, bajo mi punto de vista, es el valor de entrar en desigual combate llevando puestos únicamente unos Speedo. Yo lo del honor, la gloria y la vigorexia lo veo fácil. Sin embargo plantarme delante del enemigo llevando unos minúsculos calzoncillitos...

Podría apoyar mi espada contra su cuello, tenerle derrotado. Pero antes de rebanarle el pescuezo vería que se está como riendo. Ahí ya me cortaría el rollo. Ya no lo puedo matar. ¿De qué coño te ríes, tío?


Y ahí ya se empezaría a reír como más a lo bestia. ¡Ya la jodimos! ¡Ya tengo que ir al psicólogo! Como veis, palos y piedras pueden herirme, pero la risita del retrasado mental este también. Esparta no está hecha para millennials, sumamente ofendidos porque la sociedad no acaba de aceptar bien eso del suéter rosa masculino.

Cuando empecé a ir a la playa tuve la suerte de que estuvieran de moda las bermudas tobilleras. ¡Eso sí que era un traje de baño, pardiez! Ahí ibas tapado de arriba a abajo y encima se aceptaba porque estaba de moda. ¿No podemos poner el foco sobre ese pudor mezclado con colores flúor tipo MTV?


Ir tapadito a mi es una cosa que me gusta mucho. No tengo ningún problema con el velo musulmán porque lo entiendo perfectamente. ¡Pues naturalmente que te da pudor que los demás vean tu espléndida luz femenina, mujer! Por ese hecho tan biológico y sano existe el velo, no por no sé qué retorcidas cuestiones de integrismo.

Vivir en occidente tiene muchas cosas buenas, como el Red Bull. Porque el Red Bull sólo lo tenemos en occidente, ¿no? A ver si va a resultar que los musulmanes pueden beber Red Bull y aquí las mujeres no pueden llevar velo. ¿Qué pasa, que tienen que salir ellos ganando sí o sí? Estoy seguro que entenderían esta ofensa que siento, tan sincera, porque ese velo que llevan las mujeres musulmanas indica que compartimos valores.


Yo entiendo que desde fuera occidente se ve como una aberración. Aquí todo el mundo lleva un SUV y es un agresivo financiero. ¡Bueno, vale! Pero yo no, a ver si nos entendemos. Que sí, que mi vecino es un imbécil, que ya lo sé. Pero vamos a confabularnos tú y yo contra él, amigo musulmán, no tu confabules tú contra los dos. ¿No ves que así no hacemos nada?

Como veis, yo no veo problemas de raza, religión o cultura por ninguna parte. Yo lo que veo es a un vecino tonto que tengo que se ha creído aquí el ogro comeniños. Pues ese es el problema. ¿Acaso no es evidente?