¡Por Esparta! Vaya brutalidad de
película. Cuando la vi en el cine me quedé impactao.
Lo más impactante, bajo mi punto de
vista, es el valor de entrar en desigual combate llevando puestos
únicamente unos Speedo. Yo lo del honor, la gloria y la vigorexia lo
veo fácil. Sin embargo plantarme delante del enemigo llevando unos
minúsculos calzoncillitos...
Podría apoyar mi espada contra su
cuello, tenerle derrotado. Pero antes de rebanarle el pescuezo vería
que se está como riendo. Ahí ya me cortaría el rollo. Ya no lo
puedo matar. ¿De qué coño te ríes, tío?
Y ahí ya se empezaría a reír como
más a lo bestia. ¡Ya la jodimos! ¡Ya tengo que ir al psicólogo!
Como veis, palos y piedras pueden herirme, pero la risita del
retrasado mental este también. Esparta no está hecha para
millennials, sumamente ofendidos porque la sociedad no acaba de
aceptar bien eso del suéter rosa masculino.
Cuando empecé a ir a la playa tuve la
suerte de que estuvieran de moda las bermudas tobilleras. ¡Eso sí
que era un traje de baño, pardiez! Ahí ibas tapado de arriba a
abajo y encima se aceptaba porque estaba de moda. ¿No podemos poner
el foco sobre ese pudor mezclado con colores flúor tipo MTV?
Ir tapadito a mi es una cosa que me
gusta mucho. No tengo ningún problema con el velo musulmán porque
lo entiendo perfectamente. ¡Pues naturalmente que te da pudor que
los demás vean tu espléndida luz femenina, mujer! Por ese hecho tan
biológico y sano existe el velo, no por no sé qué retorcidas
cuestiones de integrismo.
Vivir en occidente tiene muchas cosas
buenas, como el Red Bull. Porque el Red Bull sólo lo tenemos en
occidente, ¿no? A ver si va a resultar que los musulmanes pueden
beber Red Bull y aquí las mujeres no pueden llevar velo. ¿Qué
pasa, que tienen que salir ellos ganando sí o sí? Estoy seguro que
entenderían esta ofensa que siento, tan sincera, porque ese velo que
llevan las mujeres musulmanas indica que compartimos valores.
Yo entiendo que desde fuera occidente
se ve como una aberración. Aquí todo el mundo lleva un SUV y es un
agresivo financiero. ¡Bueno, vale! Pero yo no, a ver si nos
entendemos. Que sí, que mi vecino es un imbécil, que ya lo sé.
Pero vamos a confabularnos tú y yo contra él, amigo musulmán, no
tu confabules tú contra los dos. ¿No ves que así no hacemos nada?
Como veis, yo no veo problemas de raza,
religión o cultura por ninguna parte. Yo lo que veo es a un vecino
tonto que tengo que se ha creído aquí el ogro comeniños. Pues ese
es el problema. ¿Acaso no es evidente?