Sólo el café debería saber a café.
Las cosas que saben a café son como de adulto pureta, algo que en
principio renuncio a ser. Con los años ya veremos, naturalmente.
Hacer helados de café y caramelos de
café demuestra que no se ha entendido en absoluto la naturaleza de
los helados y los caramelos. Los helados y los caramelos son
conceptualmente para niños y el café no lo es. Por lo tanto estamos
mezclando churras con merinas de obscena, repugnante manera.
Si quieres joderle el día a un niño
dale un helado de café. ¡Mira que había sabores! Vainilla, limón,
fresa... ¡Incluso pistacho! Pero no, tú tuviste que comprarle un
helado de café. No, no es por la cafeína, eso es lo único bueno
que tiene. Es por el sabor, que es amargo. ¿Es que la gente no sabe
que dulce-bueno amargo-malo?
El café sólo sirve para dos cosas:
para hacerte sentir adulto cuando no lo eres y para quitarte el
sueño. De no ser por esas dos cosas el café no tendría ningún
éxito porque es amargo, no dulce, y lo amargo sabe mal, no bien. No
es de extrañar, por tanto, que el Red Bull tenga tanto éxito. El
Red Bull es igual que el café sólo que quitándole lo malo y
poniéndole, en cambio, cosas buenas: en vez de amargo es dulce y en
vez de ser como pureta es como cool.
Por si fuera poco, el Red Bull tiene
una característica que lo convierte en el top cool total: todo el
mundo dice que es malísimo para la salud. ¡Vaya! ¡Como el
Jägermeister! ¿No? Qué curioso que todas las cosas radicalmente
molonas sean malíííííísimas para la salud. Parece como si
existiese un complot para que todo aquello que tenga el potencial de
liberar nuestro séptimo sentido esté mal visto socialmente y no te
atrevas a tomarlo.
Mira, tío, francamente: tu vida es una
puta mierda. No sé cómo te atreves a salir a la calle con la vida
esa tan patética que llevas. Si sientes que todo el mundo se ríe a
tus espaldas es porque es verdad, todo el mundo se ríe. Así que
¿por qué coño no te tomas un Red Bull? Nada puede ser tan malo
para la salud como tu rutina. Tómate un Red Bull porque peor ya no
te puede ir.
Quizás la respuesta esté en el Red
Bull. Has seguido todas las normas del sentido común y no han
funcionado, a la vista está. Has hecho todo lo que hay que hacer y
cada día tienes un color más mortecino. Tomas quinoa, polvos de
esos de culturista que te recomendó tu nutricionista y para
desayunar tomas batidos multifrutas y multiverduras. Y aún con todo
da pena verte.
El error no está en tu alimentación,
está en tu planteamiento de la vida. Con ese planteamiento da igual
que comas bien o mal porque te estás matando de raíz. El problema
es que vives escondido, sin atreverte a hacer lo que tienes que
hacer. Dios no te dio tus talentos para que los escondieras en un
agujero en el suelo. Conoces la parábola de los talentos, ¿no? ¡Ah,
que ni eso! Estamos buenos.
Así que como eres un imbécil ¿cómo
quieres que te respete? A los imbéciles no se les respeta, ¿no lo
sabías? Pues eso, que no te respeto.