domingo, 7 de enero de 2018

Aliada – Piña en rodajas

¡Cómo me gusta la marca de distribuidor Aliada! Aliada lo dice todo. Aliada te dice eso, que es tu aliada, querida amiga, cuando el resto de marcas se confabulan contra tu monedero con esos precios carísimos. Sin embargo Aliada está de tu parte.


Soy muy fan de El Corte Inglés, que el director general sea de la Falange o no sé qué me la trae al pairo. Al lado de mi casa hay unos edificios de la Falange y son una maravilla de edificios, así que tan tonta no será esa gente. Por cierto, en estos edificios vive el golpista Tejero.

Cuando a veces ves por la calle al diabólico Tejero ahora que es más viejo que Matusalén te da como cosa. ¿Y este es ese tío malísimo-malísimo que dejó las marcas de bala en el techo del Congreso? Coño, pues parece que le das una palmadita en la espalda y le rompes el cuello. ¡Qué de tonterías hacemos en la juventud! ¿A que sí, Tejero?


A este paisano le comerían la cabeza. Le enredarían el coco con no sé qué hostias de la lealtad a la patria y demás bobadas e hizo el ridículo más espantoso que un hombre puede hacer en el siglo XX. ¿Si no de dónde sacas el espíritu para animarte e irrumpir en el Congreso como este señor lo hizo? Hay que tener la cabeza bien llena de nubes.

Tejero, de pasarse de algo, se pasaría de bueno. Desde su punto de vista estoy seguro que entrar en el Congreso a pegar tiros es lo que hay que hacer, porque desde su punto de vista aquello no era una celebración de la libertad sino un aquelarre disfrazado de democracia. Tejero veía que a lo tonto a lo tonto aquellos rojos del demonio querían destruir todos los pantanos que había levantado previamente el dictador. ¡Y yendo aquí como de modernos!


A los fachas les pierden las formas pero son más buenos que el pan. No hay padre que más te quiera que un padre facha. Un padre facha es capaz de tirar al mar al kinki ese que te has echado de novio sólo para protegerte. ¿Qué padre rojo es capaz de eso? El padre rojo trataría de hacerse amigo del chico, aunque cualquiera que tenga ojos en la cara ve que a ese elemento hay que tirarlo al mar.

¿De verdad tenemos que ser tan sumamente duros con los fachas? ¿No es esa demonización lo que nos ha llevado a donde estamos ahora, que en cuanto les das una excusa la montan? Si tan modernos somos los putos rojos deberíamos saber tratar mejor a nuestros vecinos, los fachas. Si tenemos paciencia de Santo Job con el yonki del barrio y le damos un euro cada tres días... ¿Por qué no tratamos de entender al buen facha?


Juan, como de costumbre, te da una lección de corazón flamante, puto rojo. Juan es tan grande, tan infinito, que hasta a los fachas quiere salvar. Tú, puto rojo, mientras tanto urdes artimañas para eliminar a todo facha que pise la piel de toro. ¿Y tú te llamas adalid de la libertad?

Adalid de ser tonto es lo que eres tú. Te lo dice Juan, el más grande que hay, el alfa y el omega, el genio apoteósico.