¡Cómo me gusta la marca de
distribuidor Aliada! Aliada lo dice todo. Aliada te dice eso, que es
tu aliada, querida amiga, cuando el resto de marcas se confabulan
contra tu monedero con esos precios carísimos. Sin embargo Aliada
está de tu parte.
Soy muy fan de El Corte Inglés, que el
director general sea de la Falange o no sé qué me la trae al pairo.
Al lado de mi casa hay unos edificios de la Falange y son una
maravilla de edificios, así que tan tonta no será esa gente. Por
cierto, en estos edificios vive el golpista Tejero.
Cuando a veces ves por la calle al
diabólico Tejero ahora que es más viejo que Matusalén te da como
cosa. ¿Y este es ese tío malísimo-malísimo que dejó las marcas
de bala en el techo del Congreso? Coño, pues parece que le das una
palmadita en la espalda y le rompes el cuello. ¡Qué de tonterías
hacemos en la juventud! ¿A que sí, Tejero?
A este paisano le comerían la cabeza.
Le enredarían el coco con no sé qué hostias de la lealtad a la
patria y demás bobadas e hizo el ridículo más espantoso que un
hombre puede hacer en el siglo XX. ¿Si no de dónde sacas el
espíritu para animarte e irrumpir en el Congreso como este señor lo
hizo? Hay que tener la cabeza bien llena de nubes.
Tejero, de pasarse de algo, se pasaría
de bueno. Desde su punto de vista estoy seguro que entrar en el
Congreso a pegar tiros es lo que hay que hacer, porque desde su punto
de vista aquello no era una celebración de la libertad sino un
aquelarre disfrazado de democracia. Tejero veía que a lo tonto a lo
tonto aquellos rojos del demonio querían destruir todos los pantanos
que había levantado previamente el dictador. ¡Y yendo aquí como de
modernos!
A los fachas les pierden las formas
pero son más buenos que el pan. No hay padre que más te quiera que
un padre facha. Un padre facha es capaz de tirar al mar al kinki ese
que te has echado de novio sólo para protegerte. ¿Qué padre rojo
es capaz de eso? El padre rojo trataría de hacerse amigo del chico,
aunque cualquiera que tenga ojos en la cara ve que a ese elemento hay
que tirarlo al mar.
¿De verdad tenemos que ser tan
sumamente duros con los fachas? ¿No es esa demonización lo que nos
ha llevado a donde estamos ahora, que en cuanto les das una excusa la
montan? Si tan modernos somos los putos rojos deberíamos saber
tratar mejor a nuestros vecinos, los fachas. Si tenemos paciencia de
Santo Job con el yonki del barrio y le damos un euro cada tres
días... ¿Por qué no tratamos de entender al buen facha?
Juan, como de costumbre, te da una
lección de corazón flamante, puto rojo. Juan es tan grande, tan
infinito, que hasta a los fachas quiere salvar. Tú, puto rojo,
mientras tanto urdes artimañas para eliminar a todo facha que pise
la piel de toro. ¿Y tú te llamas adalid de la libertad?
Adalid de ser tonto es lo que eres tú.
Te lo dice Juan, el más grande que hay, el alfa y el omega, el genio
apoteósico.