lunes, 15 de enero de 2018

La Condesa Drácula

¿Te casarías tú con La Condesa Drácula? Lo peor es que yo sí.


La Condesa Drácula está como las maracas de Machín. ¿Y no es ese justo el marco perfecto para Juan? Juan también está como las maracas de Machín, porque es muy inteligente en un mundo temporalmente gobernado por los más tontos de todos. Así que Juan entiende a La Condesa.

La Condesa Drácula, según reza su contraportada, se bañaba en la sangre de chicas jóvenes para mantenerse joven ella también eternamente. ¿Cómo no me voy a enamorar de semejante orate?


La Condesa Drácula lo vio claro: si se cubría del néctar de jóvenes ella, por magia potagia, rejuvenecería también. ¡Bueno, hay que reconocer que como primera idea está bien! El concepto lo tienes claro, Condesa. Ahora te falta la ejecución.

La ejecución falla por muchas cuestiones. Para empezar, es ilegal. Tú no puedes rajarle el cuello a unas vírgenes porque te haga falta su sangre para un experimento. Así que, de entrada, eso no se puede hacer por la razón recién expuesta.


¡Punto número dos! No veo claro eso de que sólo por bañarte en la sangre de un joven rejuvenezcas. Poéticamente sí, pero aquí buscamos una formula concreta de la juventud. Así que me temo que la cuestión va más por analizar la sangre para ver qué componentes rejuvenecedores tiene y luego emularlos tú en el laboratorio.

Ya, ya sé que así dicho te corto todo el rollo, Condesa. ¡Con lo bonito que era eso de bañarte desnuda en la sangre de niñas! Con mi exposición te he jodido la lírica. ¡Bueno, no pasa nada! Eso lo podemos recuperar en el packaging.


Como ve, mi querida Condesa, saber un poquito de marketing no anula el verdadero sabor de la vieja escuela. Yo también peco de dejarme llevar por el encanto de lo prohibido, Condesa, pero coincidirá conmigo que con mi manera de hacer las cosas todos ganamos mucho más.

Pero, sea como sea, usted tiene que ser una tía muy interesante, ¿no? Esas ideas que tiene no se le ocurren a cualquiera. Permítame invitarla a una taza de té.