Es una lástima, pero mi tienda de
videojuegos retro preferida va a cerrar. Maldito sea el mercado
español por no permitir medrar a negocios visionarios.
¡Qué se os va a pedir! Si sois todos
unos paletos. A vosotros os ponen debajo de casa una tienda en la que
venden el elixir de la eterna juventud y aún así pasáis de todo y
seguís yendo a Carrefour. ¿Qué se puede esperar de vosotros? Nada.
Absolutamente nada.
Es una cosa biológica, no tiene nada
que ver con la economía. La economía es una consecuencia de la
biología, no al revés. Una raza loser tiene una economía loser, no
queda más remedio. Si no da la cabeza para ver más allá te va a
dar igual todo lo demás.
¿Está bien regalarle a unos primates
ridículos unos aparatos electrónicos muy sofisticados? Pues no sé
yo, ya estoy empezando a dudar. Un primate es un primate y en vez de
usar el aparato para el bien lo utilizará para chulear delante de
los demás primates. “Yo tengo el S8”, balbuceará el mono.
Por eso se me pasa por la cabeza si no
tenéis demasiados caprichos. Quizás sea bueno para vuestro
desarrollo biológico (yo todo lo hago por vosotros) quitaros el
telefonito. Aunque sólo sea para ver la reacción y registrarla en
mi cuaderno. “Y cuando le quité el teléfono al mono se puso a
gritar”.
Después de todo ¿qué tenéis que
hacer? No os engañéis, vuestra vida es mucho más patética de lo
que sugiere el teléfono. No tenéis citas, eso ya pasó hace mucho.
Estáis viejos y cada vez le gustáis menos al sexo opuesto. Del
trabajo ni hablamos: mucho fingir que estáis ocupadísimos pero la
gente sale corriendo al veros llegar, a ver si les vais a dar la
chapa con eso de “a ver si colaboramos y hacemos networking”.
Sois unos mierdas, en resumidas
cuentas. Vuestra vida está por debajo de vuestro teléfono por
muchos enteros. A vosotros os vale un móvil de gama baja-baja pero
vamos, de sobra. Así que os voy a quitar vuestro smartphone nuevo.
Es por vosotros, en el futuro me lo agradeceréis.
Sin el teléfono se ve cómo eres de
verdad, frágil, insignificante. ¿Pero no es esa una base verdadera
de la que partir? Ahora podrás trabajar con los materiales de los
que realmente dispones, no montar una farsa sobredimensionada y con
demasiados efectos especiales.
¿Ves, monito? Juan lo hace todo por
ti, chimpancé. Vamos, primate baboso, cómete un plátano. Venga.