lunes, 22 de enero de 2018

Odio vol. 12

Supongo que hay gente que es todavía más adalid del underground que yo. ¡Qué le voy a hacer! Hay que reconocer los méritos ajenos aunque te dé mucha rabia.


La convención es esta: primero te tiene que gustar Robert Crumb y luego ya Peter Bagge. Yo, sin embargo, soy mazo de sacrílego y me gusta Peter Bagge más todavía que Robert Crumb. Ey, admite que soy bastante satánico.

Robert Crumb guay, pero Peter Bagge es más joven. Gracias a Robert Crumb me sentí muy acompañado en lo que a parafilias se refiere pero gracias a Peter Bagge me sentí acompañado en todo lo demás.


Con Peter Bagge me sentí acompañado de adolescente y ahora que soy adulto más todavía. A Peter Bagge le pasan las mismas cosas que a todo el mundo sólo que él las dice, no trata de parecer esto o lo otro. ¿Se te ocurre una manera más triste de desperdiciar la vida que mentir sobre lo que piensas o sientes?

Como leo que a Peter Bagge tampoco le gusta despertarse por las mañanas y decir “Buenos días, mundo” yo no me siento mal por despertarme con un humor de perros. Si hiciese caso al resto de gilipollas me sentiría mal por ser como soy, sin embargo leyendo a Peter me siento guay.


A Peter Bagge, por lo que parece, tampoco le gusta tener citas con chicas ultraprofesionales psicópatas para que le cuenten sus mierdas de anécdotas. Peter Bagge, parece ser, quiere descubrir por dónde está el rollo y cómo se llega a él lo más rápido posible. Peter Bagge es como todo el mundo, que una cosa es ser educado y otra disfrutar con una sarta de gilipolleces de muy poco interés.

Peter Bagge, por lo que cuenta, al final termina con la más loca de todas, como terminaré yo. Las locas son las más dulces, las más sensibles, pero no se acostumbran al ambiente tan hostil que se respira en la Tierra, como le ocurría a El Hombre de Acero.


En definitiva, si quieres amables consejos de coach no te compres esto. Ahora bien, si has hecho los deberes y estos diez años has tragado literatura coach hasta que te ha salido por la nariz y los oídos creo que es buen momento ya para volver a ser una persona normal. Una persona que se tira pedos, eructa y se caga en todo lo cagable porque así es como nos hizo Dios.

¿Crees que la espiritualidad está reñida con el hecho irrefutable de que somos repugnantes, asquerosos? Oh, amigo. Como de costumbre, no has entendido nada.