¿Qué más tengo que decir? Que turrón
de chocolate Suchard. Si con eso no estás contento, chico, el
problema es tuyo.
El turrón de chocolate Suchard es uno
de esos productos tan buenos tan buenos que sus defectos se ven como
virtudes. El turrón de chocolate Suchard se derrite en tus dedos y
te deja todo perdido. Pero como está tan sumamente rico eso lo vemos
como un adorno en vez de como una mancha, lo mismo que una chica
guapa es excéntrica, no insoportablemente caprichosa.
¡Así nos podemos pasar la vida!
Cuánto más fácil es confesar las razones que realmente nos mueven
en vez de decir lo que es socialmente aceptable. Más aún, si
decimos la verdad esta, tarde o temprano, se convertirá en
socialmente aceptable y todos ganaremos. ¿No te pone el Método Juan
todo palote?
Por ejemplo, podemos empezar a decir
que los del PP son tontos de la cabeza. ¡Lo sabemos todos! Todos
tenemos por lo menos un familiar o un amigo (o ambos, en los casos
más afortunados) que son tontos de la cabeza. Lo sabe todo el grupo
pero nadie lo dice porque no es plan. ¿Por qué no decirlo y
acabamos? Pepe, lo mismo que Paco es bajito, tú eres tonto. ¿Se
acaba el mundo por eso?
Si todos aceptamos lo que somos nos irá
mucho mejor porque las discusiones dejarán de tener sentido. Si los
del PP aceptan que son tontos pero muy nobles (por eso a Franco le
gustaba la cinta Nobleza Baturra) podremos empezar a jugar de una vez
al poker descubierto. Es como si la marca de coches Tata se anuncia
diciendo que tiene la tecnología más puntera. Pues no, lo que dice
es que es la marca más barata y si se te raya el coche Tata se te
rayó. ¿No es ese un valor magnífico?
¿Creen mis amigos fachas que les
quiero menos por ser tan tontos como un saltamontes o un insecto
cualquiera? ¡Naturalmente que no! En todo caso los quiero más
porque son los que más lo necesitan. De mis amigos listos paso,
porque los listos tienden a ser soberbios y no hay cosa que más me
irrite que las personas soberbias.
Los del PSOE, por ejemplo, son
soberbios. Lo que les pasa es que han quedado en ridículo y les
cuesta tragar ese sapo. El PSOE ya no es la izquierda ni lo volverá
a ser jamás. Lo sabemos todos, es evidente. ¿Por qué no aceptar la
derrota y arrimar el hombro por otro lado? Pues por esto es por lo
que no me gusta la gente soberbia, porque hasta que acepta la derrota
te puedes momificar.
Juan, sin embargo, es La Luz del Mundo,
la polla encebollada. Juan es el mejor y eso lo sabemos todos
también. ¿Por qué no arrodillarse ante Juan y permitir que Juan
bendiga los cuatro puntos cardinales? Si dejáis a Juan hacer su
trabajo quizás Juan tenga a bien no cagaros en la cara por
pasatiempo.
Juan es muy así, cruel y divertido a
la vez. Ese padre que siempre deseasteis tener. Besad los pies de
Juan y sacadme la roña esa como amarilla de debajo de las uñas.
¡Venga!