Burnout tiene muy buena fama. Se la
tiene merecida porque es una franquicia muy divertida. En Burnout
puedes conducir a toda pastilla en contra del sentido de la
circulación sin que te pase nada porque es todo mentira, es un
videojuego, no es de verdad.
Hay una facción de personas que creen
que esto te incita a conducir en contra del sentido de la circulación
en la realidad. Yo, en cambio, lo que pienso es que te quita las
ganas. Todos tenemos ganas de asesinar al vecino al menos 25 o 30
veces al día, pero hacerlo nos metería en un montón de problemas
morales y legales. Gracias a los videojuegos podemos hacerlo,
desfogarnos y que no pase nada de nada.
Hay que sacar las ganas que tenemos de
matar a todo el mundo por alguna parte. Hay que sacar las ganas de
quitarle el cerebro del cráneo a nuestros familiares y mearnos en el
hueco que queda. O cagarnos, que también hay ganas. Tú me estás
entendiendo, ¿no es así?
Si no pasa nada, si lo raro sería otra
cosa. Sales a la calle y no te dejan pasar en un paso de cebra,
aunque los pasos de cebra están para los peatones. Ahí ya ¿ves? +1
en ganas de matar.
Luego esos tres van por la acera como
si fuera suya, ocupando todo el espacio. Quieres pasar pero no puedes
porque no van en fila, van uno al lado del otro. No te dejan pasar.
+2 en ganas de matar.
Sin embargo si luego los matas el que
se la carga eres tú. Este hecho injusto también suma +2 ó +3 en
ganas de matar, así que tienes que pillarte un videojuego cuanto
antes. El diseño social incrementa tus ganas de matar con darte un
paseíto pero si matas la cagas bien cagada. Por tanto los
videojuegos no es que sean importantes, es que son imprescindibles.
Para más inri los millennials, que son
los que socialmente pillan más hostias de todos, tienen conflictos
internos con eso de las ganas de matar. Las tienen pero no las
aceptan porque matar es “malo”, supuestamente. Así que un
millennial es una bomba de relojería andante porque está bloqueado
gracias a ciertos conceptos erróneos en su mente.
Yo como soy cínico, sardónico y
chunguito, en líneas generales, no tengo problemas. Yo me tiro
sonoros pedos que atronan al edificio y me la pela. Sé que el vecino
me ha oído pero eso es justo lo que yo quería, que me oyese. ¡Y
sólo lo has oído, vecino! Si lo olieses ya ibas a flipar, vecino.
Así que, mi querido millennial, si
quieres escapar de una condena segura porque es que te veo que
cualquier día pillas un cuchillo y nos matas a todos, aprende de mi.
Ah, que eso también te molesta. Que qué me he creído para decir
que aprendas de mi, dices. Bueno, es que tú también eres muy
altivo. A ver si al final te vamos a matar a ti y nos dejamos de
inventos. La ley haría la vista gorda, estoy seguro.