¿Es 2005 retro? Dios mío, supongo que
tendré que empezar a pensar que sí. No pensé que este momento
llegaría, 2005 parecía eterno...
En 2005 yo era el rey de la Creación,
era un joven profesional flamante y todas las puertas se abrían a mi
paso. De raro entre mis amigos pasé a ser cool entre la gente de la
ciudad y aquello no parecía tener fin. Luego llegó 2007 y, no sé,
todo se hundió de un día para otro.
Desde pequeño sentía ese temor a que
un día todo se iría al garete. Mi miedo más hondo era ahogarme en
una piscina de mierda, como si de alguna manera hubiese sabido que
todo aquello iba a ocurrir. ¿Me detuvo eso? ¡En absoluto! Cuando
llegó el momento supe que estaba preparado y me zambullí en aquel
enorme contenedor de heces.
Bucear en mierda, queridos amigos, es
un deporte extremo sólo diseñado para los más fuertes físicamente.
En El Club de la Lucha hablan de respirar humo como metáfora de lo
extremo, pero yo, en vez de humo, preferí respirar caca. La caca es
muy densa y realmente pone a prueba tu capacidad de aguante.
Además, entre la caconi se encuentran
las perlas perdidas de la historia de la humanidad, perdidas porque
nadie está tan loco de bajar ahí a buscarlas. Por eso me debes
pleitesía, querido lector: yo rescaté las joyas de tu familia de
forma gratuita. Ahora, leyéndome, puedes ponerte en contacto con
aquellos hechos del pasado que creías perdidos para siempre.
Supongo que ya habrás caído en la
cuenta, querido botarate, que esto de la vida no consiste en avanzar
inexorablemente hacia delante. ¿Ves ahora ante ti algún “delante”?
No, lo que ves es un enorme terreno deshabitado sobre el que reposan
unas cuantas pilas de escombros. ¿Intuyes un poco el pastel en el
que tienes que trabajar ahora, querido memito?
El pastel está muy claro: se acabó
eso de avanzar hasta la cúspide de la civilización porque has
llegado a ella sólo para precipitarte al vacío unos instantes
después. Llegar hasta ahí arriba (mérito loable) te ha servido
únicamente para proveerte de las herramientas que tu destino te
exige usar ahora. ¡Y tú creyendo que ibas a ser Jeff Bezos! No, vas
a ser el ayudante de Juan. ¡De rodillas, insecto!
Juan, como ya tendrás clarinete, tiene
una mala hostia que te cagas. Juan aprovecha su posición en la
jerarquía como el más infame de los jefecillos. Juan aprovecha su
tarjeta de visita para hacerte tragar toda la caca con la que Juan no
quiere cargar. ¡Este tipo de cabroncete es Juan!
Entiende, mi querido esclavo, que Juan
tiene su posición bien ganada: aquí manda quién más mierda sea
capaz de respirar. Y tú acabas de llegar, apenas eres capaz de
respirar un simpático zurullo de perrito. ¡Gloria a Juan! ¡Venga!