Hoy Rare nos trae un título de
divertido nombre. Viene a decir “pillado por los huevos” pero de
una forma sutil y simpática.
Rare son los de Donkey Kong Country y
Conker´s Bad Fur Day. Donkey Kong si no lo conoces tienes un
problema y Conker´s Bad Fur Day fue un videojuego “políticamente
incorrecto” que lanzaron para Nintendo 64. Hoy se cotiza muy alto y
parece ser que nació de la frustración del estudio por no sé qué
asuntos relacionados con los negocios y la creatividad.
Como bien sabes, el arte y los negocios
siguen reglas diametralmente opuestas. En los negocios, como en la
guerra, todo vale. En el arte pasa al revés, que no todo vale. De
hecho, no vale casi nada. ¿Cuentas una mentira? Ya no vale. ¿Te las
das de guay? ¡Ya no vale!
El “todo vale” de los negocios está
en horas bajas. Los putos podemitas han montado un entramado en el
que ya no te dejan matar a nadie si se interpone entre tus objetivos
y tú. ¡Anda la osa! ¿Y ahora qué hacemos? Nunca habíamos tenido
que seguir regla alguna para esto de los negocios.
Ahora se exigen todo tipo de
comportamientos éticos para llegar al éxito. Meterle una bala en la
frente al competidor ya no te sirve de nada, porque en vez de
eliminar a un rival lo que haces es pasarte unos añitos a la sombra.
Y desde la cárcel es mucho más difícil dirigir un imperio, eso lo
sabe cualquiera.
¿Se está volviendo esto un coñazo?
Pues un poco, no te engañes. La paz trae prosperidad y la
prosperidad trae aburrimiento, por eso la tecnología militar en
tiempos de paz se recicla en material de entretenimiento. Hay que
inventar algo para que la tan esperada paz no nos mate de sopor.
¡Cómo voy a echar de menos la época
en la que los neoliberales se la sacaron del todo! El paraíso
neoliberal es fantástico, es un mundo de coches y tetas grandes.
Puede que no sea muy sostenible, puede que no tenga ningún sentido
su existencia, pero ¿de verdad me puedes negar que mola? No creo que
puedas.
El paraíso neoliberal es el paraíso
de Satán, un mundo en el que las reglas están viradas y todo está
al revés. Es Sodoma y Gomorra en un combo definitivo, como una
pareja de wrestlers preparándose para ejecutar su golpe demoledor
por el que son conocidos en la afición.
Sin embargo ya todos sabemos cómo
acaban los wrestlers: hechos mierda, andando con un taca-taca, con
cara de ser unos ancianos tan débiles como una ramita seca. Pero
¡ey! ¡Nos han entretenido! Les debemos un respeto, creo. ¿O no?
Yo, lo que tú me digas.