miércoles, 27 de diciembre de 2017

Nenuco – Agua de Colonia

Si alguien ha ido al baño y dentro de poco la casa se va a llenar de gente lo mejor es echar Agua de Colonia Nenuco. Agua de Colonia Nenuco cubre los olores más infames y de ser un sucio ogro pasas a ser un candoroso bebé.


Agua de Colonia Nenuco es un perfume sencillo, aunque no sé yo si con esto te comes algo si te lo echas para salir por la noche. Hay chicas que se lo echan, pero yo soy un chico. ¿Será atractivo un chico que huela a bebé? Tendré que mirar a ver.

Agua de Colonia Nenuco tiene más años que yo. Agua de Colonia Nenuco no creo que sepa lo que es un twit ni cuánto tiempo se quedan las fotos en Snapchat. Y sin embargo aquí la tengo, entre mis manos, para descansar de Instagram y sentir algo orgánico después de muchos años.


No seré yo el que se meta con relacionarse a través de medios virtuales. Odio hablar por teléfono y que me hagan una llamada de voz me parece un descaro, algo que sólo me parece adecuado en una emergencia grave. A mi háblame con Whatsapp si es que tienes algo que decirme, si no ¡desaparece! ¡Fuera de aquí!

Sin embargo los medios virtuales también tienen sus peros. Por ejemplo, te pasas la vida interpretando: ¿este twit tiene algo que ver conmigo? ¿Lo dice por mi? ¿Esto que ha posteado lo postea un poco por esto que posteé yo ayer? ¡Qué cacao! ¿Sirve para algo este cacao?


Por supuesto que sirve. Pensando qué es lo que hay en la cabeza de los demás desarrollamos la telepatía. Nuestro cerebro crece ya que lo utilizamos sin parar y nos acercamos cada vez más a ser una especie galáctica, de esas que te retuercen los miembros sin tocarte, sólo con la mente. ¡Imagina lo que les podemos hacer a los villanos de la Tierra si seguimos usando las redes sociales sin parar! ¡Joderlos vivos!

Por otro lado descubrimos todos los secretos de la sociedad, que dicen por las catacumbas de Internet que son muchos y muy graves. Será como la película aquella de los niños de pelo blanco con acento inglés, que descubrían los secretos de los adultos y les daban matarile con el poder de sus ondas alpha. ¡Aquellos niños eran unos millennials de la hostia! Los millennials existen desde siempre, a ver si os enteráis.


Lo que pasa es que ahora tenemos mucho peso social. Antes no, antes esto era propiedad de unos cuantos warlords pirados del coco. Ahora todo esto es mío, de nadie más. Es mío y le doy cachos a la gente que me parece bien dárselos. ¿Estamos?

Me alegra que te sometas al poder de mis ondas alpha, sucio homo sapiens. Y ahora baila, homínido repugnante, que Juan y sus acólitos quieren festejar. ¡Vamos! ¡Hop!