Si alguien ha ido al baño y dentro de
poco la casa se va a llenar de gente lo mejor es echar Agua de
Colonia Nenuco. Agua de Colonia Nenuco cubre los olores más infames
y de ser un sucio ogro pasas a ser un candoroso bebé.
Agua de Colonia Nenuco es un perfume
sencillo, aunque no sé yo si con esto te comes algo si te lo echas
para salir por la noche. Hay chicas que se lo echan, pero yo soy un
chico. ¿Será atractivo un chico que huela a bebé? Tendré que
mirar a ver.
Agua de Colonia Nenuco tiene más años
que yo. Agua de Colonia Nenuco no creo que sepa lo que es un twit ni
cuánto tiempo se quedan las fotos en Snapchat. Y sin embargo aquí
la tengo, entre mis manos, para descansar de Instagram y sentir algo
orgánico después de muchos años.
No seré yo el que se meta con
relacionarse a través de medios virtuales. Odio hablar por teléfono
y que me hagan una llamada de voz me parece un descaro, algo que sólo
me parece adecuado en una emergencia grave. A mi háblame con
Whatsapp si es que tienes algo que decirme, si no ¡desaparece!
¡Fuera de aquí!
Sin embargo los medios virtuales
también tienen sus peros. Por ejemplo, te pasas la vida
interpretando: ¿este twit tiene algo que ver conmigo? ¿Lo dice por
mi? ¿Esto que ha posteado lo postea un poco por esto que posteé yo
ayer? ¡Qué cacao! ¿Sirve para algo este cacao?
Por supuesto que sirve. Pensando qué
es lo que hay en la cabeza de los demás desarrollamos la telepatía.
Nuestro cerebro crece ya que lo utilizamos sin parar y nos acercamos
cada vez más a ser una especie galáctica, de esas que te retuercen
los miembros sin tocarte, sólo con la mente. ¡Imagina lo que les
podemos hacer a los villanos de la Tierra si seguimos usando las
redes sociales sin parar! ¡Joderlos vivos!
Por otro lado descubrimos todos los
secretos de la sociedad, que dicen por las catacumbas de Internet que
son muchos y muy graves. Será como la película aquella de los niños
de pelo blanco con acento inglés, que descubrían los secretos de
los adultos y les daban matarile con el poder de sus ondas alpha.
¡Aquellos niños eran unos millennials de la hostia! Los millennials
existen desde siempre, a ver si os enteráis.
Lo que pasa es que ahora tenemos mucho
peso social. Antes no, antes esto era propiedad de unos cuantos
warlords pirados del coco. Ahora todo esto es mío, de nadie más. Es
mío y le doy cachos a la gente que me parece bien dárselos.
¿Estamos?
Me alegra que te sometas al poder de
mis ondas alpha, sucio homo sapiens. Y ahora baila, homínido
repugnante, que Juan y sus acólitos quieren festejar. ¡Vamos! ¡Hop!