lunes, 18 de diciembre de 2017

The Legend of Zelda: The Wind Waker HD – Wii U

Zelda es esa franquicia excelsa, en la que todo el mundo está de acuerdo. La gente está más de acuerdo en Zelda que en Mario, del mismo modo que está más de acuerdo en Mozart que en U2.


Este juego es originario de la Game Cube y ha sido pasado a HD para que los millennials podamos disfrutar de la aventura en glorioso HD, porque a los millennials las cosas que no están en HD y las luces que no son LED nos dan urticaria. Nos sentimos sucios, como con nuestra blanca piel de unicornio herida.

Los millennials tenemos verdadera aversión a lo viejo por ineficiente, por caduco, por estar empeñado en el error. En cambio nosotros nos empeñamos en la eficiencia, en la frescura y en el acierto pleno. Los millennials lo queremos todo, como bien ha detectado la publicidad de Media Markt.


Los millennials somos muy chupis, vamos. Nos teñimos el pelo de colores y nuestra ropa es la más lerendi de toda la clase. Entonces ¿por qué rayos hemos fracasado como unos putos losers en nuestra revolución millennial? Ahora mismo te lo voy a decir.

Los millennials, como ya sabrás, estamos muy mal criaditos. Nos creemos que la vida es estar haciendo el unicornio todo el día, jugando a pinchar pompas de jabón con nuestro cuerno. Nadie nos explicó que la vida también consiste en arar la tierra y mancharse de barro por los demás. O no nos lo explicaron o, francamente, no lo quisimos entender.


Básicamente el fallo es ese. Nos gusta tener ideas pero no nos gusta trabajar para llevarlas adelante. Cuando tenemos una idea escribimos un par de folios en Word explicándola así como podemos y se la llevamos a un señor para que nos la compre. No caemos en la cuenta de que ese señor no es tan inteligente como nosotros y no ve lo que vemos nosotros en nuestra mente cósmica millennial.

Por eso yo a mis amigos millennials les trato lo más severamente posible. Les meto en inextricables laberintos mentales para que lleguen a la conclusión, por ellos mismos, de que están muy consentidines. Les cierro todas las salidas para que vean la única posible: dejar de hacer el unicornio, por favor.


Juan es un padre cuidadoso, didáctico pero firme. Juan, naturalmente, sufre las iras de sus amigos millennials como un padre sufre las iras de sus díscolos hijos, pero ¿quién va a hacerlo sino? ¿Tú? No me hagas reír.

Queda inaugurada la Escuela de Millennials Juan, donde se aprende que serás todo lo listo que quieras, hijo, pero tienes el culo más blando que la masa del pan. Empezaremos con unos sanísimos azotes.