miércoles, 6 de diciembre de 2017

Tesis

¡Uuuuuuh, Tesis! ¡Cómo nos moló Tesis! Salimos del cine todo locos, con eso de las snuff movies. Qué cosa tan underground traída al mainstream, así, de repente.


Conseguir esta pieza no ha sido fácil, no sé por qué no se ven más copias de esta peli. Os interesará saber que la reina de las cintas patrias raras es Airbag, peli por la que piden un buen pico si la queréis pillar de segunda mano. Yo, como para gilipolleces tampoco estoy, prefiero tirar de recuerdos, que para eso la vi muchas veces.

Las siguientes de Amenábar no me gustaron mucho, aunque gracias a Tesis aguanté hasta Los Otros. Con Ágora ya me bajé del tren porque el cartel parecía que sugería que iba como de vestales griegas. ¡Joder, Alejandro! Viendo lo de la lotería el próximo paso es hacer una de Pin y Pon de imagen real.


La gestión del talento es una lección como superpendiente en España. Si a un chaval le animas demasiado pronto se va a tirar a “sus cositas” demasiado rápido y si nos descuidamos podemos tragarnos todo el imaginario homo de un director de un plumazo. Con el pobre Paco León han hecho lo mismo y ya nos han endiñado Kiki.

Lo que pasa es que en España el talento se ve como una rara avis, que de rara todo el mundo la quiere atrapar y clavarla en un corcho como a una pobre mariposa. La rodean de muchos medios, eso sí, pero la pobre mariposa ahí sigue clavada.


Si eres un joven talentoso y te pones a mis despiadadas órdenes verás que en realidad tampoco te voy a hacer mucho caso. ¿Qué quieres? ¿A un profesor de Fama? ¿Qué te voy a decir yo a ti que tú no sepas?

Te pondré un Whatsapp de vez en cuando a ver qué tal te va. ¿Qué tal te va, fiera? Y me contarás que estás rodeado de gilipollas y un montón de cosas propias de chico así de talento y eso. Y yo te contestaré “¡Pues muy bien! ¡Aguanta ahí! ¡Hala, hablamos!”. Y ahí te dejaré.


A un chaval de talento lo que le viene bien es desarrollar el talento, no glorificarle para que yo pueda vender mis cuatro tonterías que tengo para vender. Glorificar a un chaval como a un principito le va a hacer mucho mal, si no fíjate lo que nos ha pasado con los millennials. Nos pensamos que la clave era hacer lo contrario de lo que hacía Franco y así nos ha ido.

Pues no, a un chaval de talento hay que acompañarle en su autodescubrimiento con mucho didactismo y firmeza positiva. Lo demás son cosas como de país paleto. Si le das todos los caprichos te sale Cristiano Ronaldo, y luego lo aguantas tú, que yo ni loco.