jueves, 28 de diciembre de 2017

El Zagal – Sobrasada de Mallorca

La sobrasada es, digamos, un chorizo para untar. A mi esa mezcla como tan pasada de vueltas no me gusta mucho, me parece una guarrería. Si vale hacer chorizo para untar vale hacer sopa en bocadillo, supongo.


La sobrasada para mi está dentro de esa categoría de alimentos que deberían gustarme pero no me gustan por razones de asco personal, junto con el salmón y el gazpacho. El salmón me sabe como a chicle carnoso y el gazpacho es una papilla. Las papillas me repugnan, por tanto las cremas y todo lo que tenga esa textura me da ganas de vomitar.

Además, las gambas no son más que cucarachas marinas que cueces y te comes en Nochebuena. Si te cuecen unas cucarachas ¿te las comes? Pues las gambas son iguales sólo que en vez de en las profundidades de tus tuberías viven en las profundidades del océano. Lo único que las distingue es la dificultad para capturarlas. ¿Valoramos las cosas no por la cosa en sí sino por lo que nos cuesta conseguirla?


El oro no tiene nada de particular, no lo echas en una máquina y salen alimentos. El oro es valioso porque hay poquillo, según tengo entendido. Los diamantes valen más porque hay menos todavía, la plata hay pero menos y el bronce ya hay como mucho. En función de la cantidad de algo es más valioso o menos, el valor intrínseco nos la suda.

¿Se puede subvertir esta conceptualización infantil de la realidad en pos de una abundancia universal? Esto es ¿podemos ser ricos todos? Pues no veo por qué no. Cuando era pequeño siempre pensaba que para acabar con la pobreza no había más que imprimir más billetes. Luego me dijeron que no, que si imprimes muchos billetes reduces el valor de la unidad. ¿Seguro, profe? Porque esa norma te la estás inventando tú. ¿Por qué no inventas otra que funcione mejor, profesor melón?


El concepto riqueza se inventó como el concepto gambas: el que tenga más de esto, que hay poco, gana. Si ahora la humanidad es infantil no quiero ni pensar cómo era cuando se inventaron estas normas, por Sumeria imagino o por ahí. Vamos, si esto es un patio de colegio aquello debía ser el útero materno todavía.

El concepto riqueza no se inventó como concreción de la abundancia, sino como una manera de vengarte de tus amigos. Como me habéis vacilado mucho ahora yo me hago rico y el que vacila soy yo. Básicamente esa es la idea de “riqueza” que tenemos hoy en día. Que haya niños en África que las moscas se comen sus ojos nos da igual. Cualquier cosa antes de tener que ir por la vida sin sacar pecho.


Ningún rico se caracteriza por repartir sus riquezas, ¿no? Todo lo contrario, el menos filantrópico es el que más tiene. Por tanto yo no sé de qué te extrañas, mi torpe lector, porque la idea que tienes del mundo, en última instancia, lleva a que Donald Trump sea presidente. El más egoísta gana. ¿No es así?

Por tanto, lector errado, para que el mundo cambie primero tendrás que cambiar tus ondas cerebrales. Porque con esas ondas cerebrales que vas emitiendo creas un orden social en el que gana Donald Trump. ¿Lo ves cómo eres tonto? Te lo digo siempre, pero nunca me haces caso. ¿Será porque eres tonto?