Yo me salté las dos primeras
Playstation. De hecho me las he saltado todas, porque es la consola
que asocio al macarrilla que se reía de la Super Nintendo que luego
acabó pasando por el aro como el gusano que es. Así que por
desgracia me perdí buenos títulos como Final Fantasy, Kingdom
Hearts o Devil May Cry. Por suerte, las reediciones y el afán
recaudatorio de las compañías están de mi parte y pude hacerme en
la pasada generación con este DMC, la reinterpretación de Devil May
Cry.
Devil May Cry es un hack & slash
que basa su fuerza en el estilo del protagonista. Dante es un
guaperas de blanco pelo que con sus espadas y pistolas pone a todo el
mundo firme, a caer de un guindo. Este juego está muy reconocido y
yo creo que es así el primer hack & slash que lo petó antes de
que lo petara God of War, aunque como hemos dicho yo no soy un
experto en aquella época.
En esta reinterpretación hay que
reconocer que lo hicieron muy bien. Dejaron de lado al tipo más
machote de blanco pelo y entendieron lo que suele haber detrás de un
hombre con estilo: un niño enamorado de su madre. Así que aquí el
protagonista es un joven travieso pero de muy malas pulgas que,
igualmente con espadas y pistolas, pone a los demonios que se atreven
a cruzar el umbral de nuestro mundo mirando a Cuenca. Y tiene el pelo
negro y corto. El típico chaval que chasca los dedos y las tiene
lamiéndole el cuerpo como serpientes hipnotizadas.
La dirección de arte es para quedarse
como el pelo del primer Dante, algo apoteósico. Quizás demasiado
Neo2 para mi, pero vamos, que me estoy poniendo tiquis miquis. Es una
cosa chulísima. Además los “cuadros” de tono religioso que
narran la infancia de Dante son para quitarse el sombrero, auténticos
lienzos renacentistas en tu pantalla Full HD.
La mecánica de juego a mi me deja un
poco “mñé”, pero bueno, como es tan chulo el juego sigues
avanzando sólo por verlo. Aunque también te digo que si la
jugabilidad no aguanta, puedes estar jugando con los frescos de la
Capilla Sixtina que te vas a aburrir igual. Yo lo dejé en el típico
monstruo de final de fase que, chico, yo no sé por dónde entrarle.
Si salto, me mete, si me quedo quieto, me mete, no consigo hacerle
daño... En fin, que para eso lo dejo. Ya he visto el tono del juego,
me basta y estoy contento.
DMC me ha dejado satisfecho. No es tan
divertido como podría esperar pero es tan chulo, tan smooth
criminal, que trago y hago las mil y una polladas que me exige hacer
el juego. Como las pibas ante este nuevo Dante.