domingo, 31 de julio de 2016

Las Aventuras de Tintín El Secreto del Unicornio

Creo que hace poco ha habido una expo de El Bosco en Madrid. En el VIPS se han apresurado a poner los libros de su arte bien expuestos y a un descuento i-rre-sis-ti-ble, como las aves de rapiña que son.


A mi El Bosco era de esos pintores que me gustaban de verdad, no como Velázquez, que parece que te tenía que gustar porque, oye, cómo no te va a gustar Velázquez. Y a mi aquellos cuadros me parecían un coñazo. Que sí, que se parecían mucho a la realidad y tal, pero un coñazo. El Bosco te quedabas loco con las cosas que pintaba allí el tío. El Jardín de las Delicias es el precursor de Buscando a Wally y te echabas la tarde tan ricamente viendo las mil polladas que se le ocurrían al tronco, como el Ibáñez de otros tiempos.


El Bosco era de la Escuela Flamenca, si no recuerdo mal, que su rollo era pintar las cosas con mazo detalle. A mi esto era lo que me parecía que tenía mérito y no lo de Goya, que pintaba así como de cualquier manera y luego se escudaba en que ese era “el proceder de un genio”. El proceder de un vago, me parece a mi.

¿Por qué te suelto toda esta movida, como presumiendo de todo lo que sé de arte? Pues porque esta Las Aventuras de Tintín es muy Escuela Flamenca. La primera vez que la vi hasta me espantó. ¡Jesús, Tintín, qué intensidad en la mirada, por Dios! ¡Me estás acojonando, tío! Relaja, tronco, a ver si te va a dar un ictus.

Una de las cosas que más me flipan de nuestros tiempos futuristas es la animación basada en captar los movimientos tanto corporales como faciales de los actores. Me flipa mucho. Esta peli la han rodado con unos tíos vestidos de skijama negro en un set todo verde que han emulado las cosas que hacen Tintín y el Capitán Haddock. No sólo eso, sino que han emulado las expresiones de la cara, con esos puntitos que te pegan para que luego en la fase de animación se tomen como referencia.


Los actores, que ya sabéis cómo son, exageran los sentimientos hasta que no sabes si reír o llorar. Por eso una novia actriz te puede dar muchos quebraderos de cabeza. Esto sumado a que luego los animadores exageran todavía más estos sentimientos para dar justificación a su trabajo hace que tengamos una peli hiperrealista, un Jardín de las Delicias pos-posmoderno.

“¡Capitán! ¿Qué tal su sed de aventuras?”, y Tintín te rompe el corazón en mil pedazos de lo profundo que te ve el alma. Joder, qué peli. Cómo mola. Mola en un sentido como El Pasaje del Terror, que te impresiona pero luego pides más.

La peli es de Spielberg y Peter Jackson, o sea, algo más valioso casi que el Nintendo Seal of Quality. No te vas a equivocar con ninguno de estos dos, ni juntos ni por separado. Tú tranquilo.

Si a todo lo dicho añadimos que los personajes son una mezcla entre un estilo realista y un estilo comic, tenemos que esta cinta es algo fantasmagórico pero que encaja bien. No sé cómo lo habrán hecho estos dos maricones, pero encaja. Una peli de aventuras que te cagas y encima con estos adelantos tecnológicos que nos brinda el sencillo y gratuito hecho de vivir en el 2016.

Así que da gracias al Señor. Alabado sea.