Este es uno de esos juegos que te
compras por venganza. Tras haber masterizado (bueno, por aquella
época todavía no lo había logrado masterizar) el Street Fighter
van y me vienen con el Marvel vs Capcom. “Estupendo”, dije yo, lo
mismo que el Street Fighter pero además con personajes de Marvel,
los cuales por aquel entonces me importaban un comino, pero bueno,
estaban en el rollo y tal. Ay madre mía. Cómo me equivocaba. Este
juego era algo distinto al Street Fighter.
Esto va de hacer combos. O sea, no es
obligatorio, pero parece ser que aquí la maestría se nota cuando
haces mucho combo. Joder. Con lo bien que le tenía yo pillado el
rollo al Street Fighter y... ¡No sé, esto no es lo mismo! Hay como
dobles saltos o no sé qué coño, no... ¡No me acabo de sentir
cómodo, yo!
Así que humillado me fui con el rabo
entre las piernas, dándome cuenta de que mi era de los recreativos
estaba tocando a su final. Sí, estaba por allí el Daytona, que
todavía me defendía, aún le di bastante al Indiana Jones de
pinball de Williams (el que mastericé bastante, si se me permite la
medalla) e incluso fui bueno en las tragaperras. A una pequeñita que
en vez de frutas te venían los premios en números claramente, al
Goal, al Indiana Jones (otro) y a la sacrosanta Escalera. Estos tres
últimos tenían la novedad de que si te salía no sé qué accedías
al juego superior, que era ir avanzando por casillas, superando
alguna prueba y te iban tocando los premios.
Me retiré de las tragaperras cuando
saqué las 10.000 pesetas una tarde con Roldán. No, no el famoso,
uno mío. Ahí no quedó ninguna espina clavada, vive Dios.
En cada época uno tiene éxitos y
fracasos. Y a veces la vida te brinda la oportunidad de resarcirte de
alguno de esos fracasos. Esta es una de ellas, con Ultimate Marvel vs
Capcom 3.
A ver, tampoco es que haya yo tenido
pesadillas con esto, pero a efectos dramáticos pensaremos que sí.
El caso es que me pillé este juego en
Chollo Games, la tienda retro por excelencia de Madrid en la que
tienen un poco todo lo que puedas encontrar en juegos. Esto no tiene
ninguna importancia pero es una tiendecita a la que me gusta ir de
vez en cuando y por eso hablo de ella.
Me pillé este juego para ver si, de
una vez, le pillaba el rollo. No, no es la misma técnica del Street
Fighter. Es otra cosa.
Otra de las cosas que me han hecho
sabio es darme cuenta de que si sigo los patrones que han marcado mis
antecesores suelo fracasar. Me temo que yo no soy uno de esos tipos
que su fuerte es repetir lo que han hecho otros muchas veces, como
hay tantos. Me doy cuenta de que tengo éxito cuando hago exactamente
lo que creo que tengo que hacer. El Street Fighter fue mío cuando no
sólo entendí sino que aprehendí esto. Aprehender. Qué palabra más
maravillosa. Qué de enterado quedas cuando la pronuncias. Parece
como que, ojo, que no estoy diciendo aprender, sino aprehender. Debo
saber lo mío y muy profundamente, si suelto esta palabra.
Total, que en principio parece que MvsC
trata de hacer combos, pero eso es lo que dicen los chicos de los
recreativos. Mi planteamiento sigue más la idea “ganar a toda
costa sin importar la manera”. Así que simplemente cojo dos o tres
movimientos con los que me siento cómodo de cada personaje y los
ejecuto constantemente hasta que mi rival muere. Así. Pim pam. Sin
estilo. O más bien a mi estilo.
Cuando consigo tener éxito en algo
habiéndolo hecho como YO digo que hay que hacerlo me hace sentir de
puta madre. Me hace sentir que tengo entidad por mi mismo y que no
soy otro eslabón en una siniestra cadena de repetidores. Me hace
sentir que tengo sentido.
Así que, ya veis, de un puto juego de
Xbox te saco una especie de sentencia tipo coach. Ahora que están
tan de moda los coach. A mi los coach me pueden chupar la polla,
porque yo sé más que ellos. ¿Veis? Cuando uno confía en sí mismo
ahorra mazo de dinero.