Como bien sabéis, la molonidad soy yo.
Yo soy el principio y el fin de la molonidad, el alfa y el omega. No
hay nada más allá de mi, el original soy yo. Así que siento que el
mejor servicio que os puedo hacer, pobres criaturas, es tener a bien
deciros qué hago yo para que así vosotros no os sintáis tan
perdidos en vuestras vidas circulares.
Una película que tiene muy enganchada
a la molonidad (es decir, a mi) últimamente es El Juego de Ender.
Nunca oí nada sobre el estreno de esta peli, tuve noticia de ella
directamente en televisión. La vi una vez ya empezada en una de
estas “La película de la semana” que hay y me gustó. Tuve la
suerte luego de encontrarla en el Movistar+ (el VHS de nuestros
tiempos), la vi entera y me encantó. El último paso fue encontrarla
en Cex en DVD y añadirla a mi colección personal, la más
importante del mundo.
Creo que está basada en un libro para
adolescentes, de esos que te aseveran que, aunque parezcas raro, eres
tan sólo el patito feo que se convertirá en un cisne majestuoso
cualquier día de estos. Me atrevería a decir que el 95% del
entretenimiento válido para el mercado juvenil de los últimos
tiempos contiene dentro este insight.
Lo bueno de esta peli es que para
contarte eso en vez de recurrir a un puto pato recurre a batallas
espaciales por la supervivencia de la población de la Tierra, lo
cual es, evidentemente, muchísimo mejor. Por alguna razón nuestros
ancestros preferían patos y esas cosas a las naves espaciales,
porque todas las fábulas tienen animales como protagonistas o gente
en un mundo entre medio mágico y medieval. ¿No pensaban los
antiguos que las fábulas podían ocurrir en el futuro? ¿Tan poca
capacidad de proyección tenían? ¿Qué tipo de vida es esa? Menuda
depresión, por Dios.
Ender es el tercero de tres hermanos,
aúna el carácter despiadado de su hermano mayor con el carácter
profundamente compasivo de la hermana mediana. Por eso es evidente
que es el líder que la Tierra necesita para detener a los
Insectores.
Además, Ender es uno de esos niños
que hay ahora, criado entre videojuegos, lo que hace que sus
capacidades estratégicas sean muy superiores a las de los adultos,
además de mucho más creativas. En esta peli los adultos admiten su
inferioridad y recurren a los niños para salvar la Tierra, lo que no
ocurre en nuestro tiempo. ¿Creéis que Rajoy tiene la humildad y la
sensatez de pedirle a Pablo Iglesias que sea él el que solucione los
problemas que acucian a España, ya que le supera en todos los
aspectos? No, prefiere enfurruñarse y atrincherarse metiéndose los
dedos en las orejas y repitiendo muchas veces “yo soy mejor que
él”, como si eso, mágicamente, lo fuera a convertir en verdad.
Por tanto, vemos que el mundo de El
Juego de Ender es creíblemente futurista, ya que la humanidad está
más emocionalmente avanzada que la actual.
Básicamente esta es la película.
Luego pasan cosas y termina. Pero la clave es esta. No digáis que no
os lo advertí, pequeños.
Hala. Buen provecho.