jueves, 28 de julio de 2016

Sin and Punishment Successor of the Skies

Como supongo que la falta de estilo es lo que abunda en tu vida, voy a hablarte de algo que espero que te alivie.


No sé si conoces Treasure, pero es una de esas boutiques del mundo de los videojuegos. Un Purificación García, un Armand Bassi. Cuando Treasure dice algo todo el mundo mea colonia porque lo ha dicho Treasure.

Los juegos que más conozco de Treasure son Gunstar Heroes de Mega Drive, un run & gun muy explosivo, Radiant Silvergun de Saturn (aunque no sé si salió para más plataformas, me imagino que sí) y el totémico Ikaruga, otro de esos juegos ante los que el gamer educado en Youtube se arrodilla adorándolo.

Para mi Treasure peca de exceso de densidad y prefiero la más pop Capcom, por poner un ejemplo, pero no se puede negar que cuando juegas a Ikaruga notas la calidad del tejido. Yo me compro la ropa en Humana, pero no por eso dejo de apreciar el tacto del cuero de Loewe.


Sin and Punishment, por encima de la clase que tenga, me parece uno de esos juegos hechos para Wii con mimo, que es lo que necesita Wii. Es fácil acusar a Nintendo de hacer una consola gimmick, pero lo cierto es que es como ese Twingo GT con tracción trasera, un bombón que no vale para cualquier dominguero.

Sin and Punishment es lo que se llama “un shooter sobre raíles”, esto es, un juego de disparos que avanza solo, tú sólo tienes que disparar a los enemigos que te vayan apareciendo y esquivarlos a la vez. Tú no decides la velocidad de avance ni el camino por el que lo haces, eso lo decide el juego. A pesar de ser un género denostado en principio, con el tiempo se ha convertido en uno de esos géneros chic para los que programan los creativos exquisitos. Un ejemplo es el clásico Virtua Cop, aquel maquinón de los recreativos en el que para recargar tenías que disparar fuera de la pantalla. ¿Te acuerdas? Ah, Sega. Se te reconoce mucho menos de lo que se debería.

Hay algo orquestal y triste a la vez en Sin and Punishment. Un Morrisey menos marica. Un John Williams más pop. Una melancolía subyacente. Un... Ya paro.

Con Treasure me pasa como con las boutiques: las respeto pero nunca voy a comprar a ellas. Como todo el mundo, vamos. Eso se lo dejo para la niña pija de Serrano que, al no tener clase ninguna, la tiene que comprar. El dinero no te da la clase, básicamente porque al tener dinero no tienes que esforzarte para casi nada. Y si encima eres guapa, no te quiero ni contar ya. Un padre que le compra de primer coche a su hijo un BMW casi le está amputando la posibilidad de tener clase, porque la clase implica humildad, respeto y consideración. Y tener un BMW a los 18 años podríamos decir que tiene una alta probabilidad de invalidarte para desarrollar esas aptitudes.


Pero como no estamos hablando de un BMW sino de un juego de Wii y todos cuestan lo mismo, te da lo mismo comprarte Sin and Punishment que Imagina Ser Ama de Casa Frustrada y Sin Ambiciones (de Ubisoft, por supuesto), así que por el mismo precio yo te recomiendo Sin and Punishment, que hará algo por ese sucio paleto que llevas dentro.