Esta peli no es la Street Fighter de
Raúl Juliá y Jean Claude Van Damme, es otra que no sé quién sale
en ella. Lo que sí sé es que en la portada sale Vega, el villano
español. ¡Qué maravilla!
Cuando ves a un español dentro de un
asunto de extranjeros te sientes muy bien porque imaginas que ese
español debe ser superior a la media de españoles para que un grupo
de extranjeros (superiores a nosotros en líneas generales) le hayan
admitido en su club. Cuando ves que la representación española en
Street Fighter es de la talla de Vega te pones contento, feliz.
Para empezar, podrían no habernos dado
representación en el juego. En Street Fighter II había un español
pero no había ningún italiano, ningún francés, ningún alemán.
¡Muchas cuentas saneadas pero en Street Fighter II no os invitaron!
¿Quién ríe ahora, pomposos europeitos?
Evidentemente reímos nosotros, porque
mientras ellos no dan la talla para un juego de lucha one on one
nosotros teníamos una fase especial, en la que en el fondo había
una reja para que Vega se subiese en ella y pudiera ejecutar
acrobacias mortales. Además, un alegre grupo de bebedores y
bailarinas de flamenco veían el combate dando una imagen de España
por el mundo muy buena, de fiesta continuada. Los europeos nasty.
Está claro que los alemanes para
fabricar maquinaria muy bien pero para pelear con Ryu muy mal. Si
hubiésemos dejado la antepenúltima fase del Street Fighter II en
manos de un alemán el juego hubiese sido mucho más fácil y, por
tanto, mucho menos interesante.
Además Vega es el único luchador de
Street Fighter II que tiene armas. ¡Los españoles siempre jodiendo!
¡Somos la hostia! La peña entrenando para que sus puños sean como
rocas y nosotros compramos en los chinos una garra de acero y una
máscara ninja del mismo material y nos quedamos tan anchos. ¿No es
el carácter español una cosa como totalmente folclórica, como la
risa total?
Además, Vega es repugnantemente
vanidoso, gustoso por la sangre y viste con ropa de torero. ¡Diablos!
¡Este sí que es un villano cañero! ¿A quién se le ocurre
inventarse un torero ninja? A un español desde luego que no, primero
porque nosotros no inventamos nada y segundo porque los toreros nos
parecen cutres, no como a los extranjeros, que les parecen
apasionantes.
Vivir en un país que es como la
taberna del mundo te moldea quieras que no. Puedes luchar contra
ello, añadiendo más peso si cabe a tu dolorida espalda, o puedes
sacarle todo el partido que puedas. Esto de que nos vean como una
gran discoteca por un lado da vergüenza pero por otro te hace ser el
Tony Manero planetario. Y yo, desde luego, tengo disco en las venas.
Así que tú vete a pelearte con los
sevillanos y con los pamplonicas en sus fiestas populares que yo me
voy a hacerme el torero ante agradecidos foráneos. Cuando vuelva ya
me cuentas qué tal te ha ido si no te han arrancado la lengua.