lunes, 3 de julio de 2017

Sucker Punch

Ir con gente moderna tiene cosas muy buenas y muy malas. Las buenas es que te sientes en casa, porque son modernos como tú. Las malas son que te hablan de sus gustos espantosos y quedas impregnado de basura inmunda.


Esta compra es fruto de ese pringue. Es la típica peli que “hay que tener”. Como tengo vicio de comprar Blu-Rays para sentir que soy rico y no me va como el puto culo me compré este. Sabes que no te va a gustar, sabes que vas a acabar explotando pero ¡va! Compro.

La puse y a los dos minutos la quité. Es de una presunción que me pongo negrales. Puede que en unos años la vea y me encante, pero hoy por hoy es que me pongo a gritar. Con Tim Burton me pasa lo mismo. No estoy yo ya para encajar en la movida, estoy para comérmela con miel por encima, porque la miel es muy sana dicen.


La movida tiene una nota musical particular que conozco enormemente. Pero tan aguda y poco relevante se me antoja ahora que es que, insisto, me la quiero comer. Vamos, hacer que desaparezca. Lo que pasa es que tendré que ingeniar mecanismos más sutiles que el bocado directo.

El bocado directo tiene muchas ventajas: de entrada es directo. Te quedas a gusto. ¡Ñam! Se acabó el problema.


Las desventajas es que al final no arreglas nada. Le has pegado un bocado pero ahí sigue. Sólo que encima sangrando, así que chilla más si cabe. Por tanto la movida tendré que eliminarla como eliminaba el Monstruo Bu a sus oponentes: haciéndola parte de mi cuerpo y absorbiendo sus características.

Con el neoliberalismo he hecho lo mismo y de perlas me ha ido. ¿Ves a algún neoliberal por ahí? No, porque los he absorbido a todos.


Absorber la movida me va a costar. Las vibraciones que emite la movida se pegan bastante con las armoniosas vibraciones del plantea Tierra, con las que estoy en onda ahora. Así que a ver qué majestuoso ardid sinfónico desarrollo para una labor de tanto interés para la sociedad.

Tú, como de costumbre, serás testigo de esta asombrosa metamorfosis en riguroso directo. No dirás que no te mimo. Te mimo tanto que igual quieres biberón. ¿Quieres biberón?