lunes, 31 de julio de 2017

El Club Estéreo 1 – Britney Forever

Cuando le hice caso un amigo comprando tebeos de tapa dura delgaditos con tendencia a la línea clara cometí un error. A mi estas cosas me aburren un montón y no me gustan. Me parece bien que las compren otras personas pero no me parece bien comprarlas yo.


Esto de los gustos es algo horripilante. Hay gente que no puede ir más que con gente de gustos afines. Parece que tiene cierta lógica hasta que te das cuenta que en gustos igual coincidís pero vete a saber tú si en todo lo demás también.

Hace mucho tiempo que decidí dejar de elegir mis amistades porque tengan o no gustos parecidos a los míos. No por nada, es que es un gasto tonto. Cuando era más joven estaba desarrollando todavía mi criterio y necesitaba gente que me ayudase a desarrollarlo. Ahora que lo tengo desarrollado ese tipo de empleados sobran en mi empresa.


¿Qué empleados necesitamos ahora en Juan Inc. para nuestro desarrollo ulterior en el despiadado circo capitalista? Necesitamos empleados leales, básicamente. Los jóvenes tienen mucha energía pero están por hacer y cualquier día te plantan y no los vuelves a ver más. Y ese tipo de shocks emocionales no convienen nada ahora en Juan Inc.

La lealtad es una cosa como superpoco de moda porque se asocia a rollo paleto, a nobleza baturra. Yo, por contra, prefiero encajar alguna que otra pedrada de vez en cuando que estar preocupado por si este cualquier día le da un flus y nos quedamos cariacontecidos en Juan Inc. La juventud implica inestabilidad y la inestabilidad ahora viene mal. Por tanto los jóvenes aquí están mal mirados.


A los jóvenes se les valora por su efervescencia y por sus ideas frescas, pero como aquí el efervescente y fresco soy yo no necesito a alguien que lo sea también. Además estoy seguro que despreciaría su criterio tanto como desprecio todo aquel que no sea el mío propio e igual el chaval se acababa sintiendo poco valorado. Así que pasando de herir a jóvenes.

Si tú tienes ese carácter que aporta serenidad a una estructura incipiente ¡estaríamos encantados de hablar contigo! No, es broma. A los empleados de Juan Inc. los elige el destino, los hados, y como yo tengo mucho peor tino que ellos a la hora de decidir qué es mejor para mi delego alegremente esa función en sus sapientes manos.


Como yo no tengo ni puta idea de qué me depara el destino no tomo ni una puta decisión, no como el resto de CEOs, que no paran de tomar tranquilizantes por el chocho loco que tienen formado en el coco. Yo simplemente salgo a la calle con inocencia y me pasan cosas. Reconozco que a veces cansa esperar a que pasen, pero es mejor eso que cometer errores a lo tonto.

Mi método es perfecto porque nunca me equivoco. Y no me equivoco porque yo no hago nada. Pero, aún así, vamos tirando. No sé si hacer un TED con esta metodología. No sé, eso del TED es como para niños pijos... Empezaría a hacer el gambas en el escenario y ya la tendríamos liada.