jueves, 13 de julio de 2017

Libreta MTV

¿Es guay pillarse un cuaderno tipo Moleskine barater de la MTV por 1€ en una librería regentada por hipsters? Yo diría que sí. ¿Quién está conmigo?


Hoy he tenido una doble experiencia: he visitado dos tiendas regentadas por hipsters. En ambas se ha seguido el mismo patrón: los dependientes cuchicheaban y cuando llegas a que te atiendan notas que les estás jodiendo. ¡Podías haberte ido a otra tienda! ¿No ves que estamos aquí hablando mi amiguita y yo?

Yo entiendo que es muy jodido: tienes un CI superior a la media y estás en una puta librería atendiendo como si fueras un matado cuando no lo eres. Hoy me voy a poner del lado de los hipsters, para que no digan.


Tener cerebro en un sistema diseñado para que se cumplan órdenes de arriba y poquillo más es un horror: estés donde estés te duele la cabeza porque te la tienes que reprimir. Si no la reprimieras cogerías cada unidad de negocio, harías chis-chas-chacachás y la arreglarías. Un montón de matados con poder se quedarían en la calle y todo funcionaría como debe ser. Pero no puedes hacer eso porque si no los matados no tendrían donde caerse muertos.

¿Estamos trabajando en librerías de mierda porque cuatro matados no quieren soltar el parné? Naturalmente que sí. De no existir esos cuatro matados esto funcionaría como un motor Ferrari recién lubricado. Pero como hay que darle a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César tragamos porque es la mejor opción en realidad.


Después de todo el César tiene su mérito. Ha conquistado el mundo conocido con el poder de sus ejércitos. ¿Nosotros qué hemos hecho? Ser muy listos, ya ves. No nos hemos esforzado ni una pizca. El César se lo ha currado muchísimo. ¿No le debemos al César, acaso, un poco de respeto?

Además sin el César esto iba a ser un gallinero. ¿Habéis visto alguna vez a varios hipsters trabajando juntos? No creo que durante mucho rato, porque a los pocos minutos se pelean y no se vuelven a hablar. ¿No sería mejor reconocer que necesitamos al César para que nos ordene lo que tenemos que hacer y no dejarnos expuestos a nuestra propia inmadurez?


Quizás te preguntes cómo un rojo de mi ferocidad puede ponerse del lado del César. Muy sencillo: de rojo que soy siempre estoy del lado del más débil del momento. Y el César es el más débil. El César ve, impotente, cómo su imperio se desvanece sólo porque sus súbditos son más inteligentes que él. ¿No tenéis compasión de lo que debe estar pasando ese señor?

Yo sí, os tengo que confesar. Ser rojo-rojo es lo que tiene, que siempre tienes compasión de las criaturas más expuestas a la virulencia del entorno. Y el César, se ponga como se ponga, está más frito que las Ruffles que me voy a bajar a comprar.