miércoles, 5 de julio de 2017

Turbo

Turbo va de lo de siempre, de que no tienes que conformarte con aquel puesto que se te asigna en la sociedad, que si tienes el valor de seguir tus sueños acabarás en el lugar al que verdaderamente perteneces.


Yo lo suscribo todo, pero como ya se ha dicho tantas veces estos años parece como que estoy incidiendo en lo que ya está aceptado por prácticamente la generalidad.

Me pregunto qué coño vamos a hacer ahora que todos seguimos nuestros sueños. Ya no vamos a tener motivos para pelear porque estaremos siguiendo el orden natural. Nos dedicaremos a vivir en armonía y en paz. Tiemblo. Me estremezco.


Yo todavía tengo ganas de marcha. ¿Me vas a cerrar el bar ahora? Joder, qué palo. Pues nada, todos a casa, como en Europa. A ser felices y a aburrirnos como caracoles. Turbo es un caracol. Está bien hilado, ¿a que sí?

Estoy tan acostumbrado a luchar contra cosas que cuando todo lo que me queda es construir en paz se me hace como raro. No tener enemigos es como una dieta vegana. Ahora que ya no tenemos motivos para pelear habrá que inventar cómo echar la tarde.


Cuando éramos pequeños en mi pueblo nos encontramos dos cajetillas de tabaco vacías, una de Marlboro y otra de Camel. Qué guapas, ¿eh? Las cajetas más guapas de todas. Pues tan bonitas eran que aquello empezó una colección titánica: Dani, el Neno y yo empezamos a coleccionar cajetillas de tabaco como posesos. Incluso una tarde fuimos hasta Matarrosa, el pueblo de al lado, buscando cajetas por el arcén de la carretera. ¡Deporte de alto riesgo!

Ahora que todos seguimos nuestros sueños va a ser como cuando éramos pequeños, que seguíamos nuestros sueños sin saberlo. Luego tienes que entrar en la maquinaria socioeconómica y se acabó lo bueno. Pero ahora que la máquina socioeconómica está afinada de tal manera que podamos seguir nuestros sueños y que siga funcionando esto va a ser como aquellas tardes fantásticas.


Es como si a Dani, al Neno y a mi nos hubieran pagado por buscar cajetillas. Pues ese es un poco el rollo, francamente. Cambia cajetillas de tabaco por algo que la gente demande mínimamente y ya tienes el rollo montado.

Mi madre me tiró mi colección. El Dani todavía la tiene. Esta mujer es que de verdad no se da cuenta de las cosas que hace. Hay que ver.