Hoy hablaremos de una marca muy
longeva, al menos tan longeva como yo: Facundo. Facundo es conocida
en mi generación por las pipas en las que se podía leer la
siguiente frase: “Y dijo el toro al morir: siento dejar este mundo
sin probar pipas... Facundo”. Esa frase fue todo un mantra para mi
generación, aunque un mantra un poco pureta, sí.
Hoy aquello ya no vale, porque la frase
la decía un toro que estaba siendo matado por un sonriente torero.
Eso hoy en día es políticamente incorrectísimo y las pipas Facundo
serían denunciadas por todo el mundo en tromba. Así que ahora sale
el toro vestido de hipster diciendo algo que ya se me ha olvidado.
Lo malo de la gracia es que es
incontrolable, como las mujeres. Las mujeres, la gracia y yo somos
como el mercurio, nuestra naturaleza es aleatoria. Nuestra función
en el mundo consiste en que si tu dices tal nosotros decimos cual. Si
tú tiquití nosotros tacatá. Nosotros somos los que decimos que tu
idea es mala, Elon, y que te vas a estrellar. ¿Por qué, si todo
cuadra? Porque no tienes gracia. Es así de duro.
Lo que buscas con tus fabulosas
ecuaciones, Elon, lo tenemos nosotros de forma natural. Yo me imagino
que tiene que ser muy jodido, pero sólo me lo imagino, porque no lo
sé. Yo no sé lo que es vivir sin gracia, lo exótico para mi es lo
otro. Hasta cuando estoy de mal humor tengo gracia, por eso nadie me
hace caso cuando me pongo serio. Siempre se me escapa una risita por
alguna parte.
Si no tienes gracia nunca tendrás la
pieza maestra. Por eso te digo, Elon, que por no perder el tiempo
podrías abdicar en nosotros y eso que nos ahorrábamos de extraños
ascensores para coches dentro de túneles. Eso de los ascensores para
coches es una tontería y estás gastando el dinero a lo tonto. Lo
que necesita el mundo es encerrar a cuatro enterados y reírnos de
ellos desde fuera de la jaula, no ascensores de coches.
El fin de los problemas del mundo es
ese, el coche eléctrico es un adorno liviano, superfluo. Y como
para reírse de los jetas lo que hace falta es gracia y no un Tesla
por eso te digo que deberías abdicar cuanto antes.
Además es que me da como pena verte
devanarte los sesos para algo que es como muy fácil. No quiero ni
pensar lo que debe ser estar en tu cerebro. Vamos, no lo pienso
porque me da algo.
En fin, que todo eso que tienes en la
cabeza es como malo. Yo trabajé con ideas un tiempín y sé con
mirarlas así un poquillo por encima cuándo son buenas y cuándo son
malas. Es como saber calar melones.
Y ¡bueno! Pues eso te cuento. ¿Qué
tal todo, aparte de esto? ¿La familia bien? Bueno. Pues eso es lo
importante.