Cristo bendito. No entiendo nada. Lo
único lo de “Banka”, que digo yo que significará banco.
Este billete me lo trajo mi primo de
uno de los países del este en el que ha estudiado su Erasmus. Nunca
me acuerdo de qué puto país es. Para mi los países del este son
todos iguales, son Los Países del Este, como los Estados Unidos.
Que nadie se sienta ofendido, joder. Yo
sólo digo lo que siento, desde la perspectiva de un español medio
normal. Bueno, normal-normal no, pero ya me entendéis.
¿Deberían los países del este
convertirse en Los Países del Este? Pues, francamente, no tengo ni
puta idea. A poco que tengan el carácter que tenemos los españoles,
y me da que algo sí lo tienen, eso parece un imposible. Si aquí
para tenernos juntos en un solo país las pasamos canutas. Imagínate
para hacer una confederación de esa gente. Ni a tiros, vamos.
Y, sin embargo, desde fuera, la gente
los ve como Los Países del Este, como una masa hecha del mismo
material. ¡Diablos! ¿Somos las personas un tantín especialitas?
¿Nos creemos muy especiales cuando no lo somos ni de coña? Este
dato parece que apunta a que así es.
Porque parece ser que un serbio y un
bosnio dicen de sí mismos que no tienen nada que ver. ¿Serbia y
Bosnia son dos países distintos? Ni idea. ¿Ves? ¡No pueden ser tan
distintos! ¡Yo los percibo como lo mismo! Coño, un chino y un negro
se ve a la legua que son diferentes, pero ¿un serbio y un bosnio?
Hay que cavar más hondo.
Seguramente sí, seguramente sean muy
diferentes en matices cruciales para ellos. En rollos de religión de
que si Dios es de esta manera o de esta otra. De que tú trataste mal
a mi vecino hace quinientos años y eso hay que pagarlo, amigo mío.
Vale. Compro. Las sutilezas del alma no son una cosa para tratar a la
ligera.
Sin embargo, parece que en el horizonte
hay un destino de entendimiento. Porque yo los veo igualitos. Puede
que para ellos esos pequeños detalles sean más importantes que la
vida, pero desde fuera se ve que no son tan importantes, así que
deben ser las típicas cosas que tomando un par de birras (que dicen
que allí se le da a la birra cosa mala) se pueden arreglar. ¡No
parecen cosas tan graves! ¡Jesús María y José! ¡La que habéis
liado por un quítame de allá esas pajas!
Seguramente a españoles y portugueses
nos vean igual desde fuera. Y si nos dices a los españoles que somos
igual que los portugueses montaremos en cólera, porque todo el mundo
sabe que las portuguesas tienen bigote y nuestras mujeres son más
guapas. ¡Inadmisible! ¡Equívoco punible!
Recuerdo a un mejicano que se me
ocurrió decirle que México estaba en Centroamérica. Yo lo dije con
inocencia, porque pensaba que así es. No sé, yo miro el mapa de
América y veo a México en la mitad. En el centro. ¡Pues
Centroamérica! ¿No?
¡Madre de Dios! ¡La que me montó el
chaval! ¡Ni que le hubiera mentado a la madre! ¡Él era
NORTEAMERICANO! ¡No quería tener nada que ver con esos sucios
ecuatorianos, peruanos, bolivianos! Se enfadó un huevo, os lo juro.
Me temo que todos estos “detallitos”
por los que montamos guerras cruentísimas no son más que bobadas de
niños pequeños. Y, sin embargo, tan importantes son para nosotros
que somos capaces de inventar bombas atómicas porque nos han tocado
ahí, donde no se puede tocar. ¡Coño, mucho nos debe doler esa
parte del corazón! ¡Si no la cosa no cuadra! Si no nos doliera
tanto no cometeríamos esas atrocidades que cometemos.
A lo mejor la movida es no tocar donde
no se puede tocar. Aunque tampoco vas a dejar de tocar sólo porque
el niño se haya parapetado y se emberrinche. ¡Diablos! ¡Menudo
laberinto! Si toco porque toco, y si no toco porque no toco. ¿Qué
hacemos? Ni puta idea.
Supongo que no tiene más vuelta de
hoja que seguir avanzando. En seguir circundando esa zona sensible
con paciencia y a la vez firmeza para que ciertas puertas se vayan
abriendo y estas nos conduzcan a nuevos escenarios de entendimiento.
Y así, poco a poco, ir llegando a ese núcleo rabioso de ira para ir
calmándolo poquitín a poco, para que la bestia se sosiegue.
¡Pero menuda bestia! Un amigo del PP
hablaba de Podemos como “La Bicha”. ¡Ahora lo entiendo! La gente
que tenemos el corazón así más sensibilito somos capaces de las
más espantosas locuras porque nos han tocado nuestro delicado
corazón. ¡Coño, pero tampoco será para tanto, tío! ¡Date cuenta
de que tú no eres el único que tiene problemas en el puto mundo!
¡Intenta dejar de dar la espalda a lo que te rodea sólo para
proteger ese trocito de ti herido! ¡Es que así no vas a llegar a
ninguna parte!
Ah, las personas. Qué memas son.