Vistaprint es un garito donde te hacen
tarjetas de visita. Como ahora soy un tipo serio que tiene una marca
personal pues es de ley que me haga unas putas tarjetas.
Vistaprint funciona como un tiro. Tiene
un editor on line de la puta tarjeta con herramientas sencillas si
quieres hacer el diseño completamente on line o puedes subir tu jpg
de turno con tu diseño hecho con un software más potente.
Vistaprint es un fiel amigo que se adapta a tus necesidades.
Yo, que tengo un concepto de la vida y
el arte que glorifica la sencillez por encima del abigarramiento, uso
el editor on line. He conseguido un logo que se hace sencillamente en
Word (o preferible un procesador de textos gratuito, por el concepto
que cuento, cuanto más fácil y barato mejor) usando la tecla Alt,
la única complicación que me permito.
Los tamaños me la sudan, me la suda
los pesos de los elementos en el diseño final. Además eso es un
engorro, son todo complicaciones. ¿Qué más me da que esto esté a
tamaño 14 o 24? ¿Tú has entendido lo que te quiero decir? Pues eso
es lo que cuenta.
Mi vida está montada así. Con una
estructura básica lo suficientemente fuerte para aguantar que mañana
cambie el viento y sople por aquí. O que pasado mañana sople por
acullá. Mi estructura está diseñada para que aguante todas las
inclemencias del tiempo que le eches. Por eso os insto a que
dediquéis el grueso de vuestro tiempo al concepto, no a la forma,
porque la forma es algo anecdótico. La forma, si nace de un concepto
serio, será original sin duda, ya que la forma se le ha dado para
proteger ese concepto. Y un concepto fuerte crea, por naturaleza,
formas muy originales.
Tú, mi querido amigo, has de imitarme.
Porque yo soy el que sé. Yo soy ese tipo que todo lo sabe, soy
Gandalf, Gandalf el mago. Gandalf El Gris pokevolucionado a Gandalf
El Blanco. Yo te llevo en un aparente laberinto para que seas tú, y
sólo tú, el que halle la respuesta. Si te la dijera no la
entenderías, porque eres tonto. Tienes que ser tú el que halle el
camino que yo ya he recorrido hacia la grandeza. A mi nadie me ha
dado la respuesta, porque no hay respuesta. No hay Grial. El Grial
está dentro de ti.
Claro está, yo tengo que comer, así
que todas esas flechas que te señalan hacia La Grandeza te las tengo
que cobrar. Yo por mi te las daba gratis, pero es que resulta, ya ves
tú cómo son las cosas, que vivimos en un mundo que exige de dinero
para que puedas vivir en él. Si no te echan, inclementemente. Así
que más por obligación que por afición les tengo que poner un
precio a mis putas flechas.
Como todo lo que yo hago es un juego
mental para que tú crezcas, el precio de mis flechas es otra flecha
en sí misma. Lo mismo un día te pego una bofetada en la cara con un
precio con exceso de ceros como otro te regalo platino a cincuenta
pavos. Así tú también tienes que estar al loro de mis movimientos,
te creo adicción, como Steam, que la gente vive para esperar sus
rebajas. Cuando hay rebajas en Steam la gente mea colonia. Lo mismo
espero hacer por Juan González Iglesias.
No me lo puedo pasar mejor,
naturalmente. Por fin tengo campo abierto para hacer aquello que he
intentado hacer en otras estructuras levantadas antes de que yo
llegase pero, por su pequeñez, no aguantaron mis embates. Así que
no me habéis dejado más remedio que tener que ser yo el que cree mi
propia estructura, ya que las vuestras son muy pequeñas, Liliput. Mi
gran cipote no puede ser albergado por vuestras vaginas infantiles.
Ergo he tenido que construir mi propia vagina, enorme, colosal.
Hasta en eso os gano. Hasta en hacer
estructuras. ¿Pero en qué no os gano yo? ¿En qué? En nada. Nada
de nada.