A mi Tiger es un sitio que no me gusta.
Muy memo. Si eres memo vete a Tiger, pero si no vete a cualquier otro
sitio.
Tampoco es que estos rotuladores sean
muy buenos, en los chinos te compras unos mejores y más baratos. Y
sin este diseño nórdico que sugiere que el mundo es un lugar feliz
cuando oleadas de refugiados inundan nuestro feliz y a todo ajeno
continente.
El diseño nórdico patina por eso.
Porque retrata un mundo que no existe. Si tu obra no cuenta la verdad
tu obra es mala. Te puedes esconder detrás de todo lo que quieras
pero la verdad será que estás mintiendo.
Supongo que no es culpa de ellos,
porque tan solo retratan lo que ven. Pero espero que entiendan que al
resto del mundo su visión de la vida nos parece ofensiva, ya que
para que ellos puedan ver fresas y plátanos nosotros tenemos que ver
demonios y fuego.
Por esta razón, tan ponderada, yo
diría, creo que el diseño sueco, el Tiger, es lo más putamente out
que existe. Es una patraña insostenible.
Yo tengo amigos que mean colonia con el
Tiger, como si viviéramos en 2005. ¡No sé! ¿Esta gente no ve más
allá de sus narices? ¿En qué mundo de fantasía habitan?
Supongo que abandonar la idea de vivir
en un mundo de fresas y plátanos es dolorosa para cualquiera,
especialmente para el que no es inteligente ni nada que se le
parezca. La gente compró este paraíso prefabricado y ahora se lo
quitan. Yo, que no soy tonto, no compré en primera instancia el
paraíso prefabricado, ya que prefiero tener, sin gastar ni un
céntimo, el de verdad.
En el de verdad no ves fresas ni
plátanos. Bueno, los ves, pero te los comes. El paraíso de verdad
está sobre la tierra, ese lugar del que escapa el prefabricado. De
la sucia tierra. ¡Dios mío! Pero si es una gozada. Revolcarse por
la tierra es mil veces mejor que una piscina de bolas. Eso lo sabe
todo el mundo.
Todo el mundo que no sea memo, a ver si
me explico.
Por eso el paraíso prefabricado de
Tiger es como de dibujos de niño, porque es un paraíso prefabricado
para niños, para personas que no han crecido ni tienen ni la más
mínima intención. A estos niños caprichosos les da igual que
mueran refugiados porque ellos no se atreven a arrimar su hombro, ya
que es endeble, de niño. Ellos mirarán para otro lado, para la
acera donde está el Tiger.
Hay que ver qué atrocidades es capaz
de cometer el ser humano sólo por pereza. Qué pecado más burdo, la
pereza.
¡Qué te costará saltar de tu cuna de
Tiger al mundo! Bueno, a ti un huevo, vale, sí. Ya sé que no estás
para esos trotes, no. Pero, no sé, disimula un poco. Finge que te
importan los demás, al menos. No sólo tus cacharritos de cocina.
Bueno, ya, ya sé que eso lo finges
también muy bien. ¡Coño, pero es que en tu vida no hay otra cosa
más que fingimiento! ¿Qué tienes real que enseñar?
Nada. ¿No?