martes, 13 de septiembre de 2016

Alice


Alice es una mujer atrapada en una vida que no le gusta. Así que recurre a un sabio chino que le da unas hierbas placebo y acaba saliendo de su vida espantosa y siendo feliz.


Me encanta haber desarrollado la cualidad de resumir una película en dos líneas. De verdad. Eso se lo debo a un creativo que vino a mi master a dar clase que se llama Nicolás Hollander.

Ese tronco se veía que sabía de qué iba el tomate. Le mirabas y decías “menudo águila”. Yo con estos me siento retado, porque yo presumo de ser un águila y me jode que haya alguien que lo es más que yo. Entre las águilas combatimos para así hacernos, cada una, y por separado, más fuertes.


La cuestión es que el tronco nos dio un consejo para conceptualizar bien. Nos sugirió el ejercicio de resumir una película en una sola frase. Le hice caso y me fue muy bien.

Y nada, puse sus consejos en práctica. Conceptualizar para mi hoy es como tirarme un pedo, no me cuesta ningún esfuerzo. Me cuesta más casi el pedo porque tengo que esperar a que a mis tripas les dé el capricho de vaciarse de gases. ¿Esto qué es, Juan? Esto es esto. Ya está.


Conceptualizar es aquella cuestión clave de aquel que dice ser inteligente. La inteligencia se resume en abarcar lo máximo diciendo lo mínimo. Hay gente que se admira por estas cosas y las trata de desarrollar imitando la forma y no el fondo, construyendo chapuzas estéticas que para mis ojos son muy agresivas.

Yo ni lo admiro ni lo dejo de admirar. Si tengo un rival soy yo mismo. Peleo duro pero porque me quiero demostrar algo a mi mismo, pero no a ti, lo siento. Que sí, que sé que eres un chaval encantador, pero yo tengo un reto que te excluye. Nada personal, sólo que aspiro a mucho.


Poder desarrollar una inteligencia limpia exige tener limpio el corazón. Por tanto una inteligencia que lo es sabe que ese trabajo es el que ha de emprender primero, ya que un corazón sucio ensuciará su proyección. Las mujeres saben de lo que hablo porque son expertas en estas cuestiones, tan esenciales.

Los hombres no, los hombres son tontos y así prefieren continuar, por lo que yo diría. No tengo ningún problema con eso, en todo caso me resulta un estorbo.


La inteligencia exige que te deshagas de lastres. De no ser así quedarás rechazado.

Ey, estamos hablando de cosas importantes. No nos podemos poner a un nivel poco importante.


Por tanto cuando vas al psicólogo y pasas las horas divagando sobre tu marido el problema es que no sabes conceptualizar. No tienes la claridad de mente ni de corazón como para escupir, de una vez y para siempre, que tu marido es un energúmeno y necesitas huir de él más que respirar.

Vamos, lo que le pasa a Alice. Que su marido es retrasado y la está retrasando a ella. Y eso es un putadón.


Así que Alice, como tú deberías hacer, decidió mandar al qué dirán y a su estúpido marido a tomar viento a la puta farola. Y así, por fin, consiguió ser feliz de la forma que es Alice: sencilla.

Tu psicólogo me vino a ver el otro día. Dice que no puede más contigo. Que eres una mujer espantosa. Que eres tonta como un cojón. Que está pensando que te va a decir que te marches de su consulta, que no le salen a cuenta tus 50 eurillos de mierda por los 50 minutos de barro que le obligas a comerse por no saber conceptualizar.


Ey, ¿qué quieres? Los psicólogos también son personas.