jueves, 15 de septiembre de 2016

Aquilea Artinova Colágeno+Magnesio*


Esto sirve para que el amortiguador que hay en tus articulaciones, el colágeno, se revitalice y amortigüe mucho mejor.


Yo, chico, como los maravillosos científicos se sacan de la manga cada día una fórmula más maravillosa ya les he perdido un poco la fe. ¿Pero el colágeno no era para que se lo pusieran las putas en los labios, inyectado? ¿Qué coño es esto? ¿Ahora es el amortiguador de mis rodillas? Me tenéis desconcertado.

La ciudad me tiene decepcionado. Lo que parecía el lugar donde tus sueños se podían cumplir ha resultado el peor nido de maleantes que jamás hubiera imaginado. Aquí no te sacan la navaja para robarte, pero los compañeros de trabajo te hacen la putada, que es lo mismo pero encima sin honestidad, sin dar la cara.


Coño, pues para estar entre navajeros me bajo al parque de al lado de mi casa, que al menos son más divertidos que mis compañeros de trabajo, que son igual de navajeros pero más cobardes.

Ahora los navajeros urbanitas me dicen que el colágeno es bueno para las articulaciones. ¿Pero no ves que ya me he dado cuenta de que eres un navajero? ¿Qué me voy a creer ahora de lo que me digas? A mi todo lo que me digas me suena a timo, porque me da en la nariz, si no en la retina, que eres un navajero disfrazado de tío sofisticado.


Así que el colágeno lo tengo porque le gusta a mi madre y ante eso no hay nada que hablar. Lo que diga mi madre está bien porque es mi madre y si no te meto una hostia.

¿Estamos?


Cada día estoy más recelado del último producto maravilloso, porque sale uno cada dos meses, y si salen tantos en tan poco tiempo será porque no son tan maravillosos, ¿no?

¡Coño, si fueran tan maravillosos alguno tendría que haber roto la banca ya! Pero no, en vez de eso los acumulamos en la alacena, como testigos mudos de que nos han tomado el pelo.


¿Qué hacer? Está la cosa bien jodida. Estamos circundados por maleantes. No, no que nos hayan hecho la circuncisión, aunque de alguna manera lo hayan hecho. Nos han cortado la cola, que es peor. No sólo nos engañan con productos de chichinabo sino que encima no les podemos decir nada, porque eso no es de caballeros. ¿Y venderme esta mierda sí? ¿De qué estamos hablando?

Me temo que estamos hablando del timo de la estampita. Realmente no hay nada que tenga una utilidad real y lo que sí hay es mucha gente muriéndose de hambre. Y, claro, a esa gente les han dicho que se hagan emprendedores, porque la economía tradicional no tiene sitio para ellos. Y yo entiendo que un tío que le han pegado un portazo en la cara no se va a poner a inventar productos maravillosos de un día para otro.


Por tanto, el pobre colega que se ha quedado sin curro igual se ha inventado lo del colágeno. Pongamos que sí. A lo mejor el tronco no sabe si eso del colágeno es tan bueno como él mismo dice, pero mejor será decirlo que dejar que su familia se muera de hambre. Así que se dice y se ha acabado.

Pero claro, yo también estoy sin curro, y comprar este puto bote es una pasta. No estoy yo como para cuentos de matao. Así que, tío, sintiéndolo mucho, tendrás que buscar a otro idiota que alimente a tu familia, porque yo ya tengo bastante con la mía.


Por lo tanto estamos es un punto así jodidillo, ni él tiene la capacidad suficiente como para ofrecer algo de relevancia ni la tengo yo tampoco como para comprar sus cosas aunque sea un poco por simpatía, porque no me lo puedo permitir.

Los que se quedan dentro de la economía tradicional están demasiado acojonados siquiera como para leerme, están jugando al juego de las sillas y mañana podría ser el día en el que se quedaran sin la suya y venir a este lado del alambre de espinas, a jugar a lo del colágeno y la madre que lo parió.


Supongo que el asunto no tiene solución mágica, es esperar inventando colágenos y toda la mierda que se nos pase por la cabeza hasta que alguna de ellas golpee la campana. Lo que no sé es si tiene interés que el dinero venga de la economía tradicional. Porque, caray, a esa gente no quiero venderle nada, me ha dado con la puerta en las narices. Pero a día de hoy son ellos los que tienen un grueso de pasta más grande y son la vaca más gorda a la que hincar el diente.

Me temo que esa vaca está abocada a ser desplumada, ya que ella tampoco tiene productos innovadores que ofrecer, ya que son igual de tontos o de listos que nosotros, lo único es que se agarran con más fuerza a la silla. Y esa no es una cualidad que te permita hacer nada relevante. Así que ellos tienen la pasta pero por poco tiempo, ya que no hacen nada que refrende y justifique esa posesión.


Por tanto me temo que todo se reduce a una cuestión de estrangulamiento. Tú tienes la pasta pero nada que lo justifique. Por tanto la Justicia Divina me exige, implacable, que te la robe. ¿Qué quieres que le haga yo ante la Palabra del Altísimo? ¿Voy a quedarme agarrado a la silla como tú? No, me tendré que poner en marcha para desplumarte, como me ha ordenado Dios.

¡Ey, tío, yo qué sé! ¡No agarrarte tanto a la silla! ¡O al menos algo que justifique que estés sentado en ella! Pero si encima lo que eres no es más que un conejo asustado... Pues te tendré que robar.


Ey, la culpa la tienes tú, el ladrón eres tú. Eres tú el que se ha agarrado a los billetes como si fueran tuyos. Y eso no es así, los billetes son de aquel que ofrece más valor a la sociedad. Y tú no ofreces nada.