¿Cantiña? Será Cantina, ¿no? ¿En
mejicano cantina se dice cantiña? Parecen gallegos.
Bueno, me la suda, francamente. A mi lo
único que me interesa es que esto es salsa para mojar nachos y a mi
madre le gusta mucho. Pueden llamarse como les dé la gana.
Me toca un poco los cojones que los
mejicanos, indios y españoles no tengamos otra cosa que aportar a la
economía mundial que la comida. La española es menos “on the go”
que las otras dos, la nuestra es más de Estrellas Michelín, pero
sigue siendo el mismo juego.
Yo la verdad es que no tengo ni putas
ganas de ponerme a fabricar microchips. Eso es cosa de japoneses. Hoy
había fans del Sporting de Lisboa pegando voces en Sol porque me
imagino que jugarán contra el Real Madrid y unos turistas japoneses
los miraban como si hubieran salido de otro mundo, uno por debajo de
este.
Los orientales tienen ese carácter
reservado que invita a fabricar microchips. Los españoles tenemos
este carácter abierto que no a sé a qué invita, la verdad. A cagar
cantando.
Yo me quiero aprovechar de mi puto
país, ya que él se aprovecha de mi. A mi, si no tienes una
fidedigna pasión por la tecnología, me parece que ser español y
fabricar chips es una pérdida de tiempo. Tengo que decir que hay
honrosísimas excepciones como BQ, los teléfonos españoles, que me
gustan que te cagas. Son chulos, baratos, funcionan y son los únicos
que ofrecen un modelo con Ubuntu. O sea, que esta peña sabe, esta
peña mola. Lo importante es molar, sea cuál sea tu campo de
expresión.
Yo como más que por la tecnología,
aunque también, tengo pasión más fidedigna por el arte, me
aprovecho de que mi puto país tiene tradición en eso. No es lo
mismo ser un artista español que un artista, no sé, sueco. Los
suecos tendrán muchas cosas buenas pero no tienen El Prado. El Prado
es un señor museo, una cosa sólida como una roca. No será así
modernito ni nada pero ¿qué le vas a decir tú a El Prado que no
sepa? El Prado se mea en tus instalaciones de videoarte porque ahí
dentro hay, no sé, dragones. Imagine Dragons e imaginarás El Prado.
Así que no me monto películas en la
cabeza y junto pasión con tradición y me sale mi fórmula de vida.
Es así de sencillo. Bueno, sencillo si no eres tonto del culo, si
eres tonto del culo a eso es a lo que debes poner remedio en primera
instancia.
Un poco Seat es mi movida, pero sin ser
tan makoki, aunque yo tenga una gran admiración por los makokis. Amo
a los makokis pero no soy makoki. Esas cosas.
Seat es una marca que me gusta porque
representa esto que digo y en su última campaña dejan claro que
ellos también se han dado cuenta. ¡Menos mal! ¡A buenas horas,
mangas verdes!
Si tienes algo cojonudo en casa ¿por
qué te vas a ir a buscarlo fuera? Fuera está lloviendo, no seas
tonto, píllate un Ibiza, que es un coche cojonudo, a lo mejor mejor
que un Polo, pero sin ir tanto de guay, tan de pijo culo estrecho.
Con un Ibiza te vas a llevar a más pibas de las que merece la pena
llevarse, las putas, porque las que se suben al Polo sólo te abren
el coño si las enseñas tu patrimonio.
Y no, zorra, yo sólo quiero meter. Lo
siento.
Tienes que dejar de ser tan finín. Yo
soy más fino que tú y me gusta el Ibiza más que el Polo. ¿No te
dice eso algo? Lo que debería decirte, mi cegado amigo, es que el
verdadero refinamiento no desprecia ni una sola de las partes de la
Creación de Dios, y si Dios creó a los makokis será porque hacen
falta, lo mismo que a tu jardín le hace falta hierba. Algo tiene que
sustentar a las flores más espectaculares, que si no no tendrían
fondo donde lucirse.
Por eso cuando veas a un makoki
muéstrale tus respetos, porque gracias a que él no luce luces tú.
Y tú brillo propio tienes poco, así que necesitas mucha hierba a tu
alrededor.
Respétala.