Este libro me lo he comprado en el VIPS
porque era muy barato y necesito adornar mi habitación para empezar
a creerme que soy un artista serio.
A mi los libros de arte me la traen
floja. Antes no, antes me compraba muchos, de diseño, de publicidad,
de moda, de arte, de todo eso. Ahora siento que ya sé hasta
demasiado de eso y no necesito más.
Ahora los libros de arte los veo como
complementos de moda. Vamos, como los ve todo el mundo, sólo que yo
ya he aprendido mucho sobre estas cosas y ahora me puedo permitir
tratar el asunto superficialmente. Ese ya no es el caso de todo el
mundo.
La gente se compra libros de Taschen
para dejarlos encima de la mesa y que la gente mee colonia cuando
viene de visita. ¡Qué bien quedan! ¡Cuánto dicen de ti! Cuanto
más gordo sea el libro de Taschen que dejes encima de la mesita de
centro del salón más profundo te chupa la polla la chavala que
hayas subido a casa.
A mi eso me parece muy bien. Vamos, me
la trae floja, como los libros. ¿Que tú para que te la chupen bien
chupada necesitas comprarte un libro? Ni medio problema. Te
recomendaría que le quitases el plástico protector para que la
farsa sea ya buena-buena, pero vamos, que la chavala que te has
subido es tonta como un rallador de pan, así que igual no se fija y
te la chupa igual.
A mi que la gente vea objetos que
hablan de cosas profundísimas, y por tanto son valiosísimos, como
una manera de que te la chupe una chavala me parece bien. Vamos, veo
con toda claridad, como cualquiera, que esa es una perversión
terrible, claro, pero me lo tomo como una parte más del juego.
Acepto con problemas cero que igual a
mi me compran una pieza que habla de los vastos confines del universo
con el sencillo fin de que les chupen la polla con alegría. Quizás
contemplar mi trabajo pueda hacerte alcanzar la iluminación
espiritual, pero si tu objetivo en la vida es que te la chupen,
¿quién soy yo para poner problemas?
Alcanzar la iluminación espiritual te
hace apreciar a las personas por lo que son, no por lo que deberían
ser. Quizás este tronco me compre algo sólo para que sus amigos
digan de él que tiene muy buen gusto y que conoce a un tío
delicadísimo, maravilloso, que hace unas piezas artísticas que te
quedas patidifuso. ¡Dabuten! ¡No sabes cuánto se parece tu visión
sencilla de la vida a la visión que te ofrece la iluminación
espiritual! Es exactamente la misma, sólo que yo he pasado por todo
el ciclo que hay que pasar y tú no. Yo veo lo mismo que tú sólo
que con profundidad. Pero vemos lo mismo.
Que me importe un pepino que alguien me
compre algo para que se la chupen está en consonancia con el mensaje
de mi trabajo. Porque de eso mismo es de lo que quiero que te des
cuenta cuando contemples mi obra. Que la vida es muy sencilla, que
los problemas son todos inventados, que lo que los demás dicen que
es una visión sucia yo digo que es una visión inocente y, por
tanto, que no merece castigo.
Tú no le puedes decir a tu jefe que me
compras una pieza porque quieres que te la chupen, porque si a tu
jefe le dices eso quedas mal. A mi me lo puedes decir, claro, porque
no veo que haya nada de malo en ello. Lo que unos dicen que es
sibilino a mi me parece inocente. Lo que otros dicen que es maligno a
mi, ya ves tú, me parece inocente. Yo veo lo mismo que tú, sólo
que sin el filtro del pecado. Los demás te ven a través de ese
filtro. Yo no.
¡Y eso es lo que te quiero decir con
mi obra, tío! Que el pecado no existe, que es un invento de
nosotros, los seres humanos, que somos unos torcuatos canela fina.
Que te estás preocupando de algo que no existe. ¡Mira qué valioso
es lo que te vendo! ¡Y tú sólo lo quieres para que te la chupen!
Hay que joderse, contigo.