martes, 13 de septiembre de 2016

Staedler Mars plastic


Hostia puta. Plástico de marte. Vamos, lo que me faltaba por ver. ¡Macho, pero de Marte no será! ¡Será de La Tierra! ¿No?


Yo lo primero y quizás lo último que robé en mi vida fue una goma de borrar. Nos pillaron unas secretas vestidas con chupa de cuero de esas con tachuelas que me pusieron todo palote, dejando a un lado el susto que me dieron, que fue morrocotudo. Si ya soy malo yo para robar desde aquella no se me pasa por la cabeza. ¡Qué miedo!

Iván, del colegio, me decía que a él también le habían pillado y que se había ligado a una. Creo que Iván se inventaba unas historias disparatadas, pero como me caía tan bien me resisto a aceptar que mi amigo era tan gilipollas.


Una vez me amenazó con beberse el bote de Tipp-Ex si yo le dejaba por meterme en mis clases de inglés de después del colegio. ¿Habéis visto qué memo soy? ¿Habéis visto qué fácil soy de manipular? Ahí reside mi mayor debilidad y mi mayor fortaleza.

Porque si yo no me derrumbara ante tus gritos de socorro disfrazados de numerito de niña yo no sé qué sería de ti. No sé, es que no quiero ni pensarlo.


Estarías montándole el numerito a otro que no tendría, naturalmente, mi pericia para resolver tus conflictos, que son tan abundantes que prefiero callar para no estallar en carcajadas. ¡Y encima no me das las gracias! Tu comedia es de todo menos graciosa, no te engañes.

Porque si me dieras las gracias quedaría claro que todo es una comedia. ¿A que sí? ¡Al abuelo con historias de guerra!


Así que seguimos bailando esta danza que me irrita y me conmueve a la vez, porque tú me conmueves. Y como me conmueves aquí sigo, fingiendo que me la cuelas cuando no me cuelas ni los cojones, tú a mi. ¿Pero con quién te crees que estás tratando, amiga? Con El Rey de los Colones.

Yo te la cuelo como te la quiera colar, que para eso he entrenado con los cabrones más jodidos de este mundo. Si yo jugase al fútbol Raúl no sería el más listo de la clase, porque lo sería yo. ¡Pobre Raúl! Mejor dejo el deporte del balón, por su bien.


No me entiendas mal, me derrito con tus bochinches. Eres tan frágil, estás tan frágil que el verte en pie hace que te respete más, todavía. ¡Menudos cojones! Ojalá los tuvieras para hacer por ti misma el trabajo que me obligas a hacer por ti.

Pero ¡en fin! Qué le voy a hacer. Soy el más fácil de manipular. Si me creí que Iván podría beberse el Tipp-Ex ¿cómo no me voy a creer tus mentiras sublimes, maravillosas, preciosas? ¡Pues claro que sí! Tranquila, que voy a seguir tragando. Haciendo como que no me entero cuando me entero tanto que me tienes negro.


Pero, joder, cómprame una revista al menos. Mira, ahora me gusta una que se llama Retro Gamer. Ya no compro muchas revistas, pero de querer una me podrías comprar esa. U otra llamada Games, así, Games. Calla, que tengo un disgusto... La revista Edge, la mejor revista de videojuegos del mundo, tuvo que suspender su edición española por falta de ventas. ¡Como lo oyes!

¡Qué puto país!