Los calzoncillos que más me gustan son
cualquieras, así que estos mismos.
Estos te hacen así el tipo Cristiano
Ronaldo, que es como lo peor de lo peor, pero más peor es andar
eligiendo calzoncillos como si fueras una mujer. Los calzoncillos son
como las pipas, que te comes la que pilles de la bolsa sin mirar cuál
es.
Y si pillas palo te jodes, o lo abres y
ves si vas a tener buena o mala suerte dependiendo de si el color de
dentro del palo es blanco o negro.
Blanco es bueno, negro es malo. ¿Te
imaginabas otra cosa?
Como la suerte depende del valor
conceptual que le quieras dar a las formas, lo mejor es crear tu
propia suerte. Si te cruzas un gato negro, en tu juego de
supersticiones puedes cambiar las reglas que acepta la convención y
tú jugar, frente al resto, a que los gatos negros son no buena, sino
muy buena suerte.
Y si te aparece un gato blanco dices,
no sé, que es supersuerte ya. O sea, que como ves las supersticiones
son un juego como otro cualquiera, así que puedes ponerle las reglas
que más te satisfagan.
No sé si para esto hay que “estar
hecho de una pasta especial”, como sugieren las películas, pero yo
creo que esto lo puede hacer cualquiera que haya jugado a cualquier
juego en su vida. Quizás para hacerlo de puta madre ya haya que ser
un poco pro, pero para una cosa así para todos los públicos lo
puede hacer cualquiera.
Mourinho, ese gran hombre, nos dejó
dos conceptos para nuestro deleite: uno, la palabra top. Este jugador
es top. Esta empresa es top. Este ordenador es top. Todo es top.
Suena de puta madre.
Dos, escenario win win. Escenario win
win es un concepto que exige dejar de ser un amargado de Lavapiés.
El juego al que juega el amargado de Lavapiés tiene, por propia
voluntad de su creador, unas casillas de penalización. Si pasa esto
es bueno y me pongo contento, si pasa esto otro es malo y me pongo
triste.
Lo que hay que hacer, sencillamente, es
cambiar las casillas de penalización por casillas de recompensa. Es
el look at the bright side of life pero con una visión más
estratega, más de águila. Más de alguien que busca algo.
Si pasa esto bien porque así hago
esto. Pero si pasa lo contrario bien también, porque así hago esto
otro.
El amargado de Lavapiés si pasa lo
contrario se deprime, pide la baja y luego dice que es que todo va
muy mal. En tu cabeza desde luego.
Bueno, en defensa de nuestro
lavapiesero amigo tengo que decir que no es malo, simplemente es
débil. Se deja encajonar por el juego mental humano que es, la
verdad, muy duro. Lo único que le puedo echar en cara es su falta de
decisión, de amor propio.
Por eso, mi querido amigo, he de
anunciarte que vives en la Era de los Psiconautas. Tú, que habrás
ido a esos horribles cursos de hippies que odio donde te enseñan que
“tú creas tu propia realidad” quizás tengas algunas ideas
sueltas sobre lo que te hablo. Esos cursos están muy bien de fondo,
pero de forma son una chapuza infame, te dejan la cabeza
completamente hecha trizas para explicarte algo sencillísimo. Los
“profesionales” de la Nueva Era son una raza destinada a sacarle
el jugo y luego a extinguirla, ya que su presencia puede enredar a la
mayoría.
Vamos, pero que tú puedes ser todo lo
amigo de ese tío que quieras. Pero ya te digo yo que sus pintas no
pueden a mi cerebro y el que tengo la respuesta soy yo.
Pero a ti que eres tonto te va a dejar
la cabeza hecha picadillo, no tienes ni idea al juego mental que
juegan esos tipos. Lo más bajo entre lo más bajo.
La cosa se resume de forma muy sucinta:
piensa siempre que te va a ir bien. Esa frase encaja con el discurrir
verdadero de la vida, ya que esta es armoniosa y es nuestra
percepción de ella la que tiene notas disonantes. Vete ajustando tu
juego mental a la idea “todo es perfecto” y ya está.
¡Y, por favor, da de lado a ese tío
ya! ¡Es auténtica basura! Basura que se ha leído unos libros de
los que tú quieres saber pero no tienes ni putas ganas de leer,
claro que sí, menudo coñazo.
Así que sácale todo el jugo que
puedas en el menos tiempo posible y vente a casa a jugar a la Play.