2.0. ¡Carajo! ¡Qué bajada de
pantalones por parte de Smoking! Yo a Smoking lo asocio con algo
serio, con una mezcla entre caballero inglés y surfero hippie
experimentado. Y a esa imagen irrompible le pones la burda coletilla
de “2.0”.
¡Pues la has cagado, director de
marketing! ¡Así te va! ¡Así te va! ¡Que mezclas churras con
merinas!
Los regalos que le debes hacer a tu
mujer deben ser espantosos, lo más horripilante que una mujer pueda
tragar. Tu lefa, estoy seguro, está hecha del mismo material del
infierno.
Jesús María y José. ¿Pues no le ha
puesto un 2.0 al Smoking el gilipollas? Yo con cierta gente no puedo.
Es que no puedo. ¡No puedo!
No se puede ir vestido de Armani y
llevar debajo una camiseta de Barrio Sésamo. No, no me vengas con
ironías. De eso sé bastante más que tú. Si te vistes de Armani,
lo siento, las camisetas de Barrio Sésamo se tienen que ir al
altillo. Ya haremos algo con ellas que refuerce tu imagen Armani, no
que la hunda por los suelos.
Mira, ese rollo de “mezclar lo adulto
con lo joven” está tope pasado. Eso es como hipster, no sé. Un
chaval que no quiere deshacerse todavía de sus recuerdos de la
infancia pero que a la vez quiere ser director de marketing. Y no,
tío, ser director de marketing es una cosa muy seria, no puedes
estropear la mezcla con una camiseta de Naruto.
A ver, otra cosa es que seas un matao
de raíz, ya no hipster, sino paleto redomado. No puedes ser ese
típico paleto que se disfraza de Armani porque tiene por ahí oído
que a la gente que va de Armani se la respeta mucho, y él todo lo
que busca en la vida es respeto. Si lo que buscas es respeto, en el
pueblo el respeto se gana con los puños, no con trajes. Así que tu
farsa tiene algo no resuelto en el quid del asunto.
La debilidad del hipster no es esa,
sino su sensibilidad. El mundo “adulto” no encaja con su visión
maravillosa de la vida. No puede aceptar que tenga que aparcar sus
camisetas de Barrio Sésamo para vestirse de Armani. Eso está mal
cerrado, se pega una cosa con la otra. Así que el hipster, no exento
de cojones, he de admitir, ha juntado una cosa con la otra y se ha
quedado tan pancho.
Eso de primeras, por original, lo
puedes vender como una fórmula maravillosa, como un crecepelo
infalible. Pero a la larga quedará en evidencia que eso no es más
que Coca-Cola con Mentos, algo muy espectacular pero que no deja de
ser una tontería.
Como la realidad es implacable, ha
quedado en evidencia que la fórmula maravillosa hipster no era más
que Coca-Cola con Mentos, así que todos los negocios hipsters están
cerrando o han pegado un bajón importante respecto al éxito
inicial.
Mira que os lo dije. Pero no hacéis
caso.
Al hipster lo que le da alergia, lo que
le jode la vida, es trabajar. ¡No te jode! ¡Qué especialito eres!
¡A todos! No, tío, eso no es de niño especial, de niño tocado por
la vara de Dios. Eso es humano. A todos nos jode trabajar, es mejor
estar tumbado todo el día mientras dos criadas de Librea satisfacen
todas nuestras pulsiones de la más refinada de las maneras.
Pero como no todos somos el Rey Salomón
tenemos que trabajar. Es ahí donde a ti se te empiezan a poner las
orejas rojas.
Querido amigo, querido niño vestido de
adulto, querido adulto disfrazado de niño. ¡Qué mal te veo! Te veo
como el culo, tío.Te veo que no te veo, fíjate lo que te digo. Me
temo que estás encorsetado en un halo que carece de valor. Mira,
seamos serios. Yo sé lo que estás buscando. Estás buscando la
Iluminación. Quieres la prueba de esa intuición que tienes, que el
mundo realmente está lleno de luz y vida, pero quieres verla,
quieres que esa astilla se desprenda de tu mente, como de la de Neo.
Ver lo que la Iluminación te
proporciona desharía tu farsa de un certero espadazo. Te darías
cuenta que lo que sostiene tu camiseta de Barrio Sésamo es la
creencia de que la vida está llena de luz y color, y así es. Pero
no eres capaz de verlo. Lo intuyes, pero no lo ves. Y has puesto toda
esa fe, justificada, por supuesto, en tu camiseta de Barrio Sésamo.
Cuando seas capaz de ver, como el que
suscribe, lo que llevas buscando desde que naciste podrás dar de
lado los ídolos que sostienen tu fe en Dios. Cuando veas a Dios no
necesitas a la cruz, ya que esta señala a Dios, pero no es Dios
mismo. Una vez contemplado al Creador las flechas que lo señalan
sólo son dos maderas cruzadas.
Sin embargo tu negocio está sustentado
sobre la cruz, que no es Dios mismo, sólo dos maderas cruzadas. Por
eso tu negocio no tiene sustento real y se está yendo por el
desagüe. Has sostenido sus vigas sobre la forma y no el fondo, por
eso lo que nos traías como el más lúcido de los profetas queda en
evidencia que sólo eran una montón de palabras.
Y como las palabras no se pueden
exprimir y hacer zumo te has quedado con una mano delante y otra
detrás. Así que tendrás que repensar todo desde el principio.
¿Ves qué idiota eres y qué grande
soy yo? No lo olvides.