viernes, 30 de septiembre de 2016

Star Wars Episode I Racer


Para la Game Boy Color, con su pila para hacer el rumble pack y toda la hostia. Me lo compré porque Néstor me dijo que lo tuvo y le provocaba sensaciones retro y lo vi y lo compré por si lo quería. Me dijo que lo incluyera, mejor, en mi colección y así lo hice.


Yo no soy muy de Star Wars. Es una saga que me la trae bastante flojilla. Ya ves, se supone que a mi me tenía que flipar Star Wars pero no es así. Siempre me pareció una película triste, me parecía densa, larguísima, y nunca logré que me llegase a interesar.

Luego he visto algunas de sus partes posteriores y me han parecido bien, pero no tengo ese hype eterno por ella que tienen sus fans. Me parece bien pero no soy fan.


De ser fan de alguna lo soy de la última, hecha por el bueno de J.J., un sencillo artesano. Me parece que ha tratado a toda la saga con muchísimo respeto y no se ha permitido experimentos de auteur genial como habría hecho, sin ninguna duda, Michael Bay, por poner el primer ejemplo que me viene a la cabeza.

Si a mi me hubieran encargado hacer la nueva de Star Wars hubiese tratado de ser como J.J. al principio pero luego mi carácter hubiese explotado y habría terminado convirtiendo Star Wars en una película de la Troma.


Siempre me ha pasado así. Recuerdo un curso de dibujo de cómic al que me apunté. Me mantuve apuntado porque le caía bien al profe y me animaba mucho. Cuando se fue ese profe dejé de interesarme porque a mi me interesa que me animen, no que me expliquen cómo hacer las cosas. Eso lo sé hacer yo.

El primer profe nos dio un ejercicio. Nos dio un guión de cómic profesional, con sus diálogos y sus planos. Esta viñeta tiene este diálogo y se ve desde este plano, etc. Su ambientación, todo eso.


Las dos primeras páginas las hice impecables, exactamente como exigía el guión. Todo perfecto. Ni un pero. Lo que pasa es que luego el profesor nos dijo que podíamos continuar el guión como nosotros quisiésemos. Ahí ya se lió parda.

Lo que era una clásica historia de tramperos de puerto de mar tipo El Corto Maltés la acabé convirtiendo en una desquiciada historieta tipo Ren & Stimpy. Los personajes se convertían en super saiyans sólo porque me salía a mi de la bola que tengo por pene, como Silicone Tex. La mezcla de todas mis influencias cristalizó mezclando Mortadelo con Bola de Dragón. Un cristo alocado se hizo patente hasta que me aburrí y lo dejé, como hago con todo.


Las cosas sólo me interesan mientras tenga algo que aprender de ellas. Soy como Goku, sólo busco rivales. Sólo quiero hacerme más fuerte. Cuando me doy cuenta de que ya soy más fuerte que Freezer me doy la vuelta y lo dejo ahí plantado, con cara de gilipollas, que es lo que ahora me parece. Freezer se mosquea, porque le hago el peor de los desprecios, no hacerle aprecio. Pero yo, como ya no tiene interés para mi, paso de su puta cara de supervillano y me largo con Chichí, mi mujer, porque tengo ganas de mojar el churro, como Silicone Tex también.

¿Es lo mío una maldición? No tengo ni puta idea. Sólo sé que así es. No tengo ni puta idea del destino que me depara mi corazón, este órgano que tiene vida propia y ante el cual no tengo ningún poder, como vosotros. Yo no hago nada, sólo soy inteligente y me coloco al margen, ya que sé que él es el que manda y donde él diga que hay que ir es donde acabaré yendo, ya que él sabe de qué va la movida y yo, más quisiera, no tengo ni puta idea.


Mis sentidos de ser humano se vuelven tarumba, porque me lleva por vericuetos que yo flipo. Aquí me tienes, escribiendo un blog que quizás no vaya a ninguna parte cuando a lo mejor lo que tenía que estar haciendo es trabajar por labrarme un mañana. Pero como cuando le voy con mis pesquisas él me dice que me calle la puta boca porque yo no tengo ni puta idea de nada pues me callo y sigo haciendo lo que manda. Porque la experiencia demuestra que él no se equivoca nunca y yo me equivoco siempre.

Soy un esclavo, pero del mejor amo del mundo. Supongo que no me puedo quejar.