Esta es una revistilla de videojuegos
de El Corte Inglés que, oye, está bien. Al menos no es promoción
con toda la cara sin meter nada de chicha.
Además te vale guay para hacer
recortes y adornar tu cuarto, porque no te vas a poner a recortar la
Retro Gamer con lo cara que es.
De aquí te recortas una página de la
carátula de Overwatch y te queda de lujo.
El que dirige la iniciativa interna de
Megaconsolas está claro que es de mi quinta pero sin ni puto gusto,
porque le ha cascado ahí el “Mega” tan 16 bits que yo no sé qué
coño le importará a un chaval de hoy la palabra “Mega”. Le
sonará a Megan Fox y se irá a hacerse una paja.
Es una mezcla entre Hobby Consolas y
Mega Sega, una revista en segundo plano de la era de los 16 bits.
Megaconsolas. Jo, tío, tu mujer tiene que estar encantada contigo.
Seguro que le das a su vida ese embrujo que ningún otro sabría
darle.
Vaya Pantuflo.
En fin, al menos tu puta revista es
recortable y, sobre todo, gratis. Ahí sí que has acertado en lo que
mola hoy en día, aunque sin querer. Hoy mola lo gratis porque nadie
tenemos ni un puto duro.
Yo he descubierto auténticos líos de
lianas de amigos para no decir, llanamente, que no tienen un puto
duro. En vez de eso me han obligado a consolarles exigiéndome que
hiciera como que no me daba cuenta del pastel.
O sea, que mira qué panda, los
Megaconsolas estos.
Tío, nadie tiene ni un puto duro. Esa
es la jugada, ese era el plan. Dejarte sin un puto duro y quedárselo
ellos todo, nada más. ¿Y encima te sientes culpable? Tú, chaval,
lo que eres es gilipollas, perdona que te diga.
Supongo que es como la chavala que la
violan y se siente culpable porque iba provocando. Hombre, a una
chavala tan frágil no la voy a tratar con tanta dureza como a ti,
que eres un chico atlético, pero vamos, que ella tiene el mismo
equívoco en la cabeza que tú.
Tú no has hecho nada. Tú estabas tan
tranquilo y un día te dijeron que el mundo se hundía. Pues te las
has tenido que componer como has podido, como todos. No seas
mequetrefe y no me vayas aquí de “todo me va muy bien”, porque
si esa cara es de irte bien no sé yo qué cara tendrás cuando te
vaya mal.
Hoy lo que mola es lo gratis. O lo
irrisorio, lo que tiene un precio de mercadillo. La molonidad no va
en contra de las olas, la molonidad son las mismas olas. Has de
surfear la molonidad porque ella te llevará al destino que tanto
buscas, ya que tú eres una Tortuga Ninja de la molonidad.
Si me vas hoy de tío pastoso no molas
un culo, porque estás mintiendo. Así de claro. Lo que me estás
diciendo es que te has comido de boca la ola con la tabla según
venía, no has tenido ni tiempo de ponerte en pie. Hombre, no me
jodas. Levanta, estás haciendo el ridículo.
La ola es empobrecida, eso es molar hoy
en día. No tener ni un puto duro, ir en chándal, buscarte la vida,
explorar El Yermo del capitalismo español (o ahpañó) y ver qué
puedes sacar en limpio.
Hoy he visto a tres torcuatines tomando
algo en una terraza, tablet Android en mano, explicándose unos a
otros un plan de negocio in-fa-li-ble. ¡Bueno, eso molar-molar no
es, pero tiene mucha gracia! Es, digamos, la forma de molar de las
clases bajas de la molonidad, que es lo que eran estos tres
torcuatines, unos mataos que se han visto abocados a montar un puto
negociete, porque si no ya me dirás tú de qué van a vivir estos
tres mierdas.
Eso sí, todo fingiendo que todo les va
de puta madre. ¡Hacemos esto por amor a los negocios, ese arte tan
siglo XXI! Bueno, por eso y porque te toca vivir en casa de tu madre,
como a mi. Anda, calla la puta boca y enséñame tu cuarto. ¡Bonita
cama nido! Se parece a la mía.
Esto es lo que mola, tío, que somos
dos mataos que vivimos con nuestra puta madre. ¡Ese es el rollo!
¿Has visto tú en tu vida un rollo más de puta madre? ¡Imposible!
Esto es como ser Buddy Bradley cuando vuelve a Nueva Jersey, por
problemas parecidos a los que tenemos tú y yo. Y allí se encuentra
con su puta familia, con sus putos amigos retrasados de la infancia,
con todo ese mundo de mierda que dejó atrás para irse a la gran
ciudad.
¡Pues aquí estamos de nuevo, tío!
Teniendo que lidiar con todos los retrasados que el capitalismo nos
libró de lidiar. Como nos hemos quedado sin capitalismo no nos queda
más que la muleta, la espada y nuestra gracia torera.
¡A por ellos, tigre!
¡Grrrroooooaaaaaarrrrr!