Pues si dice que lo reduce lo reducirá.
¿Quién sabe? Yo desde luego no.
A mi esto de sacar un producto y decir
que es maná del Cielo me parece la hostia. Porque como luego no hay
laboratorios serios que comprueben si lo que aquí dice es cierto uno
puede inventarse historias disparatadas y aquí no pasa nada.
Igual hay laboratorios, pero se les
compra para que digan lo que yo quiero que digan y se ha acabado.
Por eso yo cuando veo un Danacol, no
sé, lo que hago es imaginar que en la historia de mi vida hay
productos que son buenos para la salud, como las hadas en el Zelda.
Cuando veo un Danacol pienso que es un hada del Zelda y cuando me lo
bebo me imagino que mi indicador de vida sube hasta llenarse de
corazoncitos y ahora puedo disparar con la espada, cosa que no puedes
hacer si te falta tan solo medio corazón.
Asimismo, cuando bebo un Monster pienso
que mi molonómetro se recarga a tope y ahora podré hacer magias que
arrasen a todos mis enemigos de la pantalla con solo darle a un
botón, como en el Golden Axe.
Cuando como garbanzos pienso que estoy
en el intermedio de fases del Golden Axe, sentado ante una hoguera
reponiendo fuerzas.
Y cuando como fruta pienso que estoy en
Samba de Amigo y que mi velocidad se incrementa en varios enteros.
Como veis, es todo un juego. Vale que
si te metes con el mechero en un dedo te quemas, pero con cosas menos
graves puedes jugar todo lo que quieras.
Así la vida se convierte en algo que
merece la pena estar metido en ello, porque si no es un lugar lúgubre
donde tíos aún más lúgubres deciden las reglas que has de seguir.
Y, francamente, si algo no tiene que hacer un tío lúgubre es
decidir sobre la vida de los demás.
Yo no tengo nada contra la existencia
de los tíos lúgubres, la tengo contra su existencia cerca de mi. En
mi fantasía ellos son como, no sé, orcos que están aislados en el
mapa, ya que en mi juego los orcos han sido desterrados del Reino y
en él sólo quedamos los caballeros que merecemos ser llamados así.
Los orcos son una raza que le quedan dos telediarios para
extinguirse.
Si algún orco osa acercarse a mi usaré
la capa de invisibilidad, que también tengo una, y me escabulliré
sin gastar energía en luchar con tan baja forma de vida, ya que esa
energía la necesito para follar y para hacer obras fabulosas que
adornen este Reino maravilloso.
Cuando follo lo que pienso es que soy
un dragón y no hay más. No hay mucho que explicar sobre esto.
Cuando reposo pienso que soy un rey
borracho de poder y que todos los demás tienen como sentido de su
vida servirme. Y así paso algunos minutos, a veces incluso horas,
porque necesito también de la energía que da la vagancia, ese
estado tan denostado hoy en día.
¿Tú a qué juegas? Porque yo te miro
y creo que estás jugando a que eres un decente contable que la vida
no le va ni bien ni mal, que le va ahí, gris. ¿Por qué tanta
cobardía? ¿No sabes que te puedes inventar lo que te dé la gana y
dejar de ser un triste contable si tienes la osadía para ello?
Debe ser que no. Una de dos, o no
tienes imaginación o no tienes valor. Ambas opciones son una putada,
tengo que admitirlo. Pero ¡no sé! Si no tienes lo que hay que tener
para inventarte un juego completamente nuevo al menos puedes meter
glitches en el que tienes entre manos. Así por lo menos te
diviertes.
Puedes ir a los baños de la oficina y
meterte el dedo en el culo y pasarlo por debajo del lavamanos
manchado de mierda. Ahí nadie lo verá, y hasta que alguien lo
descubra pueden pasar tres o cuatro días y nadie te asociará con
ello. Además nadie tiene tiempo ni ganas como para ir a hacer
análisis de heces a un laboratorio, así que te quedarás de
rositas.
Puedes tirarte pedos en la cocina
cuando te hayas quedado solo en la oficina, para que tu nauseabundo
desprecio por ese trabajo de mierda quede impregnado en las paredes
de la sala, sala donde comen tus compañeros todos los días, que son
seres del averno más ignominioso. Así, sin exponerte a las
represalias, manifestarás el asco que te da ese juego de 1994 que te
pretenden vender como si fuera de última generación, 4K.
Hoy en día la gente como tú necesita
de sabios como yo que le enseñen lo que es un glitch. Un glitch es
un error de programación que hace que en el juego pasen cosas que no
se esperan. Duplican las plataformas, hacen que otras se vuelvan
transparentes y los enemigos se vuelven retorcidas masas de pixels.
De polígonos, a día de hoy.
De ese juego tienes que salir, lo sabes
tan bien como yo. Pero como apagar la consola no la vas a apagar, por
lo menos estropéalo. Métele un rayón al DVD con las llaves, lo
mismo que tienes ganas de hacerle al BMW del jefe. Haz todo lo que te
advierte la caja que no hagas: deja el disco al sol, mójalo y
acércale imanes. Todo es poco para destruir un juego que apesta.
Si lo haces, crearás un glitch que
tiene valor en sí mismo. Su valor es artístico, pero además a ti
te servirá para escapar de Castelvania II para meterte en GTA III.
¿Sabes quién programó Castlevania
II? Fred Fucks.