Inves es la marca de electrónica de El
Corte Inglés. Yo mi Pentium III era Inves, y fue un ordenador
estupendo. Con ese diseño entre pragmático, feo y con aspiraciones
de “estar en la pomada” que tiene El Corte Inglés. Esa mezcla
tan divina.
El Corte Inglés es un sitio totémico
para mi en estos tiempos, aunque para mi ya se está pasando de moda.
Por tanto, para ti va a estar de moda a partir de ahora. Cuando tú
vas yo vengo, y esto no es sólo una machada. Es una verdad que los
dos tenemos que aceptar, cada uno poniendo el esfuerzo donde tenemos
que ponerlo.
Cuando todo se desvanece sólo queda el
ladrillo, porque el ladrillo no es una imagen, es un hecho concreto.
Puede que a ti El Corte Inglés te caiga mal porque su director
general sea de la Falange, o algo así. A mi eso es algo que no me
puede dar más igual. Que un señor tenga su foco puesto en los
valores tradicionales es algo que no sólo no me molesta sino que lo
admiro, ya que la tradición está llena de cosas maravillosas que
hay que alabar más de lo que se hace.
Otra cosa es que el tronco vaya
apaleando negros, y eso me parece mal. Pero imagino que un tipo de tal responsabilidad no se puede permitir esas sandeces.
El fallo que solemos tener la gente de
izquierdas es nuestra enorme soberbia. Nos creemos que como estamos
tocados por la vara de Dios con nosotros no van los asuntos
terrenales, ya que somos tan, tan elevados que la tierra es poco para
nosotros. Y, claro está, no podemos estar más equivocados. Puede
que nosotros, fabulosos, estemos en contacto con ideas, sensaciones y
conceptos que el director general de El Corte Inglés sólo conozca
por las revistas. Sin embargo de nada sirve volar muy alto si no eres
capaz de bajar a la tierra aquello que has visto, glorioso, en las
alturas.
La Crisis, la famosa Crisis, ha puesto
de manifiesto que la economía global estaba demasiado sustentada en
humo. No sólo por el tema de las acciones y los bonos basura y esas
cosas, ya que se trata nada más de predicciones, de especulaciones,
sino por asuntos que tienen que ver con la moda, uno de mis temas
favoritos. Temo que La Generación Más Preparada de la Historia
hemos pecado de soberbios y nos hemos quedado enredados en cosas
sublimes que, con una ráfaga de viento, se van y nos dejan con las
manos vacías.
Por eso admiro tanto a El Corte Inglés.
Porque quizás El Corte Inglés no tenga un diseño tan Vogue, tan
Loewe, tan Nike, tan deslumbrante, pero, oye, por cada cajita de
pilas que vende El Corte Inglés va poniendo un ladrillito más a su
obra. Nosotros no, nosotros vivimos en las nubes, nosotros si ganamos
cuatro duros nos los dejamos en una noche de juerga porque, oye,
somos divinos. ¡Que venga el lobo a soplar si quiere! Nuestra casita
de paja aguantará, espero, y si no aguanta por lo menos nos hemos
pillado un pedo guapo y el recuerdo nos quedará para toda la vida.
Pero como saben las estrellas
fracasadas de Hollywood de recuerdos no se vive. Los recuerdos no se
pueden cocinar ni tampoco te guarecen de las inclemencias del tiempo.
Lo que sí te guarece es El Corte Inglés. Sus edificios faraónicos
están plantados en las mejores calles de las ciudades más grandes
de España y ahí siguen, sólidos ante cualquier moda que se nos
ocurra sacar de la manga a los modernitos. ¿Que este año se llevan
los pitillos? Bueno, vale, pues hacemos unos pantalones pitillos.
¿Que este año vuelven las campanas? Bueno, hombre, no te preocupes,
hacemos unas campanas. Tú tranquilo. Pero lo que nunca dejaremos de
hacer son Viajes El Corte Inglés, aquellos que no te fallan en
ningún detalle. Tampoco dejaremos de tener dependientas viejas y
frustradas, porque esas son las que mejor te atienden y encima no te
miran por encima del hombro como en Purificación García. Y desde
luego seguiremos con Inves, porque si necesitas un aparato confiable
a un precio muy razonable aquí estaremos nosotros.
“Juan, ¿por qué haces un cuadro que
tenga en el centro un logo gigante de El Corte Inglés?” Pues por
esto. Porque admiro a esta peña. Porque puede que no sean taaaaaan
brillantes como yo pero no se caen de la bicicleta. Porque cuando el
mundo se ha caído estrepitosamente ellos ahí siguen, oyendo llover.
Y si alguien no admira este hecho de
campeón, de titán, de tipo grande por sobrio, pues, chico, ese
alguien, hoy por hoy, no tiene mis respetos. Tiene mi desprecio por
soberbio.
Y eso es lo que hay, tolai.