martes, 6 de septiembre de 2016

Textilceys Adhesivo para Tejidos


Esto sirve para pegar unas telas con otras. Debe ser para cuando no tienes ganas de coser, la única manera en la que mi cabeza se pueden unir dos tejidos.


A mi usar este pegamento me parece de chapuzas. ¡Pero hombre! ¿Tanto te cuesta enhebrar una aguja? Que sí, que lo del nudito al final del hilo es un coñazo, yo no se lo hago, pero puedes coser sin él.

Cuando la gente ve que sé coser se flipa mazo, no sé, yo lo aprendí para ponerme parches en los vaqueros y esas movidas, no tiene que ver con “refinados asuntos”. No sé, tío, quería coserme este pañuelo al roto de los pantalones. Pues aprendí a coser, no sé. Para mi no es ese rollo en plan “¡Qué hombre más hacendoso!”.


Yo no veo que lo haga especialmente bien, porque no me queda recto, como a una máquina de coser, pero parece que con lo que hago la gente mea colonia. Pues me parece estupendo.

Hacerse movidas en la ropa es una cosa muy chachi que deberías probar si no lo has hecho nunca. A mi una cosa que me gustaría mucho es que mi mujer cosiese mi ropa para mi, y así no tenerla que comprar en putas tiendas tipo H&M.


Que los vaqueros, las camisetas, todo, me los hiciese ella. ¡No me compares! Una camiseta cosida por tu mujer y una comprada en H&M. ¡Pero dónde vas! Lo de tu mujer le da sopas con ondas a los de H&M, pero vamos, de paliza.

¿Pero tú sabes el gusto que debe ser meterse en un total look hecho por tu mujer con sus propias manos? ¡Largo, diseñadores! ¡Largo, industria de la moda! ¡Comparados con mi mujer sois insectos! ¡Viles gusanos! ¿Pero cómo os atrevéis siquiera a mirarla a los ojos? ¡Dad gracias que no os fulmine con los rayos láser que le salen de ellos!


A estos hay que tratarlos así, si no de un momento a otro te están tomando medidas y pasándote la tarjeta de crédito por el lector.

Y una vez eliminados estos insignificantes estorbos, procedería a ponerme los vaqueros que mi mujer me habría cosido. ¡Qué tela tan agradable para la piel has elegido! Y aún así su aspecto es fuerte, no como si fueran unos pantalones de tela. ¡Gracias, cariño! ¡Dame un beso!


Y ahí la besaría y la agarraría el culo, porque yo soy mucho de agarrar, de pellizcar. Soy como ese señor mayor que te lanza pellizcos pero en joven. O sea, que a mi todavía me puedes dar una bofetada. Pero el tiempo juega a mi favor y dentro de unos años me tendrás que dejar porque soy un simpático viejecito y no un descarado chaval.

Y ahí ya te pillaré.


¡La camiseta también es perfecta! Oye, y me sienta muy bien. Me hace espaldas y no barriga. Y aún así queda el punto justo de entallada. ¿Cómo lo haces? ¡Qué manos!

Así que aquí ya tendría que besarla, porque oye, que con la camiseta también hayas acertado es de beso. Así un poco tierno pero con mordisco, que tampoco vamos aquí a hacer una cena con velas por una camiseta.


Y nada, a salir de paseo. ¿Dónde te has pillado esos pantacas? ¡Me los ha hecho mi mujer!

Oh, nene. De nuevo he aplastado tu visión de la molonidad. Como siempre, colándotela por donde no esperabas que te la colase. ¿Creías que todo estaba atado y bien atado? No contabas con mi puta mujer.


Querido amigo, yo soy como el mercurio. Creo que sería mejor para todos que abandonases la fútil idea de que tú puedas molar más que yo. Es mi naturaleza, luchas contra el trueno, contra los océanos, contra un volcán. ¿No ves que revertir el orden natural de las cosas sólo te dará quebraderos de cabeza? Deja que sea yo el que interprete el signo de los tiempos y diga qué es lo que mola y lo que no.

Mi cualidad es algo que me sale de natural, como el coser, porque, como te digo, es una fuerza de la naturaleza. No le doy importancia como el cocotero no da importancia a sus ricos cocos, pero sin duda ambos la tenemos. Especialmente en esta isla desierta en la que se ha convertido la molonidad. Parece que ya no hay hueco por donde colarla, ¿verdad? Eso es porque tú no eres yo.


Siempre hay un hueco. Si yo he conseguido hacerlo en el más cerrado de los ambientes imagina lo que podré hacer cuando el ambiente esté más abierto. Haré que tus ojos estallen ante tanta belleza. No, en serio. Estallarán. No podrás resistirlo.

Deja al más grande de los molones que te enseñe el camino a seguir. Desde las alturas universales me dijeron que contuviera mi molonidad para que el equilibrio de una raza todavía poco evolucionada pudiese madurar sin que sus ojos reventasen, ya que en tal caso la evolución se hubiera dificultado.


Sin embargo, parece que ya eres suficientemente maduro como para contemplar lo que te vengo a enseñar. Enhorabuena.

Has pasado la prueba. Renqueante, arrastrándote, pero ya estás aquí.