Con este spray podemos aniquilar a los
seres más pequeños. ¿No somos un poco abusones?
Ya sé que las cucarachas son un poco
asquerosas, pero bueno, ¿tanto como para exterminarlas? Si cuando
entras en la cocina se van a esconder de ti, las pobrecitas. No sé.
Creo que se puede buscar una fórmula de convivencia que no exija la
exterminación de una de las partes.
Hay dos bichos en mi baño que llevan,
no sé, la leche. No sé qué tipo de bichos son, son como una mezcla
de cucaracha y gusano. Si se acercan mucho a mi pie desnudo cuando
meo, como tomándose muchas confianzas, hago un gesto para que ellos
escapen, porque una cosa es el respeto y otra que yo quiera tener
algo contigo, así, tan rápido. Después de todo eres un insecto y
no sé si tienes enfermedades o qué. De momento da gracias que no te
extermine con Bloom y agradécemelo no acercándote a mi.
Si estos insectos no tienen
enfermedades y mantienen la distancia que yo considero de cortesía
no tengo ningún inconveniente con que vivan en mi baño, de gorra.
Ahora bien, si la distancia de cortesía
no se respeta, te tendré que decir adiós, amigo mío, y me temo que
con un buen desgarrón en la parte más frágil de tu corazón, para
que no tengas la disparatada idea de volver a acercarte a mi de esa
manera tan impertinente.
Es una mera cuestión de educación.
Donde pone “No pasar” pone “No pasar” no por capricho, sino
porque esa es una parte a la que no quiero que tú, que apenas te
conozco de nada, pases.
¿Que no estás conforme? Otra de mis
reglas es no aceptar reclamaciones. Lo siento.
Esto es lo que en política se conoce
como “Líneas Rojas”, y para eso es necesaria la política. Para
poder entendernos sin desgarrar las líneas rojas que todos tenemos,
porque así debe ser. De no tenerlas no estaríamos cómodos y la
convivencia no sería posible.
A mi puedes darme una palmada en la
espalda, pero no puedes acercar la mano a mi cola. ¿Por qué? Porque
la cola la tengo más irritada que la espalda y no quiero que me la
toquen. Tampoco quiero preguntas, porque eso también me irrita. Yo
no te pregunto a ti cómo has llegado a ser tan feo. Por la misma
razón yo no quiero preguntas sobre mi cola.
Como ves las cosas están ahí por
algo, no por adornar. El paso de cebra hay que respetarlo porque si
no a ti lo mismo te atropellan y al conductor igual lo meten en la
cárcel. Así que para que todo funcione mejor hemos inventado los
pasos de cebra.
De no ser así nos pasaríamos la vida
en el hospital y en la cárcel, los peores sitios donde estar.
Para minimizar nuestras visitas a esos
sitios hemos inventado las Líneas Rojas. Que no digo que tengan que
ser eternas, ya que aquello que protegen alguna vez se tendrá que
curar, porque si no vaya labor de curación que estás haciendo tú.
De no mover nunca tu Línea Roja querrá decir que tú lo que eres es
un jeta y en vez de estar arreglando aquello que protege la Línea
Roja lo que estás haciendo es tirarte a la bartola, por lo tanto tu
Línea Roja dejará de ser respetada para tomarte por el asalto,
aunque sólo sea para comprobar, unilateralmente, si lo que estás
haciendo ahí es un buen trabajo.
Hombre, las herramientas están para
que todo marche mejor, no para echarle cara a la vida.
Y así, niños, es cómo funciona la
política. A unos individuos les duele en un sitio y a otros en otro.
Los individuos se juntan según la parte que les duela y hacen piña,
para decirles a los demás que respeten ese dolor, ya que no lo
respetan nada y se están pasando. Y como a ti te duele en otra parte
que quieres también que se respete, pues intercambias tu respeto a
su dolor por el de ellos al tuyo y todos ganáis.
¿Has visto qué fácil es? Pero como
de las cosas que duelen no se puede hablar con la misma facilidad
como de las que no duelen, pues a veces las cosas se enquistan como
en el escenario actual, porque, bueno, es que estamos hablando de
temas cruciales. Los temas cruciales son dónde más duele. Así que
cuando llegamos a esos puntos pues, bueno, nos ponemos todos así un
poco más exaltados.
Pero será para bien.







