A mi la leche me sienta mal, desde
pequeño me ha dado ganas de vomitar. Pero como de pequeños no se
nos había siquiera pasado por la cabeza que la leche de vaca pudiera
ser mala pensaba que el que tenía un problema era yo.
Luego nos enteramos de que no, que eso
de la leche de vaca es una cosa muy agresiva y que si los humanos la
tomamos tanto se debe más bien a que somos tontos y a que nos puede
el peso de la tradición, que si no de qué.
Desde que me enteré que no tenía que
tomar las cosas que se supone que tenía que tomar estoy muy
contento. Parece ser que también es normal que un grasiento y enorme
filete me dé ganas de vomitar, que no soy tan raro como parece. Que
los raros son los que beben leche de vaca y comen filetes grasientos
porque pertenecen a una subespecie inferior. ¡Qué alivio!
Pertenecer a una subespecie inferior
tiene que ser una putada de tomo y lomo, seguro. Vivir dentro de ese
pellejo repleto de emociones de rala calidad tiene que ser una
pesadilla. Debe ser como soñar con Freddy pero que soñar con Freddy
sea tu vida.
Parece ser que esta subespecie vive
siempre rodeada de emociones en la que yo, con pasar un poco de
tiempo en ellas, me desespero. Viven siempre atenazados por la
envidia, por la ira, por el odio, así, en general. Vamos, esto es lo
que he leído. Sentir esas cosas para mi es el horror, me manda el
organismo a hacer puñetas. Sin embargo parece que para ellos es el
pan nuestro de cada día y ni se dan cuenta de que viven rodeados de
Freddy constantemente.
Dios mío, ¿cómo ha de ser eso? Así
es imposible que tengas una relación con nadie que ocurra de forma
fluida, sencilla. Siempre tienes que estar defendiéndote de algo,
aunque ese algo no exista. ¿Que tu amigo tiene un éxito? ¡Tú te
enfadas! Ah, pero yo pensaba que ahí lo normal es alegrarse, ¿no?
No, lo normal en esta subespecie, al loro, parece ser que es
enfadarse. Porque que él tenga más implica que tú tengas menos,
aunque sea en el juego mental que juegan.
Si esto es una vida, no sé, yo iría
al matadero, a que pusieran fin a mi sufrimiento.
Ya te digo que no me lo estoy
inventando, que lo he leído por ahí. Es como si la raza estuviera
dividida en como una raza superior y otra inferior. La superior vive
feliz y ni se preocupa por nada. La inferior está siempre llena de
estas emociones que son las que vuelven rabioso a un perro. No es una
cuestión de color de piel ni nada, hay de esto en todos los colores
y credos. Simplemente hay gente que está mas llena de mierda porque
por su configuración el cuerpo le pide más mierda. Es así de
espantoso.
¡Carajo! ¡Yo no quiero tener nada que
ver con esa gente! Son como virus, como bacterias chungas. ¿Quién
se querría acercar a un tipejo de estos? Es mejor cerrar las puertas
y rodearte de los que como tú sean de la raza superior, sintiéndolo
mucho.
Vamos, no por nada, pero es que yo
vivir siempre atenazado por la envidia, el rencor y el odio me puede
dar un pallá. ¡Yo no tengo la configuración preparada para ese
tipo de emociones! Yo necesito cosas más limpias, más normales, si
se me permite el término. ¿Pero cómo me voy a alegrar por el
fracaso de uno y entristecer por su éxito? Eso es vivir dentro de
una guerra de la que yo, lo siento mucho, no quiero formar parte.
Yo siempre he vivido en un entorno más
sencillo, donde nos queremos y poco más hay que contar. No nos
queremos porque lo diga la Biblia que tenemos que querernos, nos
queremos porque nos queremos y ya está, tampoco hay que darle muchas
vueltas a esto. Pero si me dices que, ahí fuera, hay unos tíos que
son como bichos sarnosos de locura insaciable... Cierro las puertas.
Lo siento mucho. Aquí no se puede
pasar.