jueves, 1 de septiembre de 2016

ViveSoy Ligera


A mi la leche me sienta mal, desde pequeño me ha dado ganas de vomitar. Pero como de pequeños no se nos había siquiera pasado por la cabeza que la leche de vaca pudiera ser mala pensaba que el que tenía un problema era yo.


Luego nos enteramos de que no, que eso de la leche de vaca es una cosa muy agresiva y que si los humanos la tomamos tanto se debe más bien a que somos tontos y a que nos puede el peso de la tradición, que si no de qué.

Desde que me enteré que no tenía que tomar las cosas que se supone que tenía que tomar estoy muy contento. Parece ser que también es normal que un grasiento y enorme filete me dé ganas de vomitar, que no soy tan raro como parece. Que los raros son los que beben leche de vaca y comen filetes grasientos porque pertenecen a una subespecie inferior. ¡Qué alivio!


Pertenecer a una subespecie inferior tiene que ser una putada de tomo y lomo, seguro. Vivir dentro de ese pellejo repleto de emociones de rala calidad tiene que ser una pesadilla. Debe ser como soñar con Freddy pero que soñar con Freddy sea tu vida.

Parece ser que esta subespecie vive siempre rodeada de emociones en la que yo, con pasar un poco de tiempo en ellas, me desespero. Viven siempre atenazados por la envidia, por la ira, por el odio, así, en general. Vamos, esto es lo que he leído. Sentir esas cosas para mi es el horror, me manda el organismo a hacer puñetas. Sin embargo parece que para ellos es el pan nuestro de cada día y ni se dan cuenta de que viven rodeados de Freddy constantemente.


Dios mío, ¿cómo ha de ser eso? Así es imposible que tengas una relación con nadie que ocurra de forma fluida, sencilla. Siempre tienes que estar defendiéndote de algo, aunque ese algo no exista. ¿Que tu amigo tiene un éxito? ¡Tú te enfadas! Ah, pero yo pensaba que ahí lo normal es alegrarse, ¿no? No, lo normal en esta subespecie, al loro, parece ser que es enfadarse. Porque que él tenga más implica que tú tengas menos, aunque sea en el juego mental que juegan.

Si esto es una vida, no sé, yo iría al matadero, a que pusieran fin a mi sufrimiento.


Ya te digo que no me lo estoy inventando, que lo he leído por ahí. Es como si la raza estuviera dividida en como una raza superior y otra inferior. La superior vive feliz y ni se preocupa por nada. La inferior está siempre llena de estas emociones que son las que vuelven rabioso a un perro. No es una cuestión de color de piel ni nada, hay de esto en todos los colores y credos. Simplemente hay gente que está mas llena de mierda porque por su configuración el cuerpo le pide más mierda. Es así de espantoso.

¡Carajo! ¡Yo no quiero tener nada que ver con esa gente! Son como virus, como bacterias chungas. ¿Quién se querría acercar a un tipejo de estos? Es mejor cerrar las puertas y rodearte de los que como tú sean de la raza superior, sintiéndolo mucho.


Vamos, no por nada, pero es que yo vivir siempre atenazado por la envidia, el rencor y el odio me puede dar un pallá. ¡Yo no tengo la configuración preparada para ese tipo de emociones! Yo necesito cosas más limpias, más normales, si se me permite el término. ¿Pero cómo me voy a alegrar por el fracaso de uno y entristecer por su éxito? Eso es vivir dentro de una guerra de la que yo, lo siento mucho, no quiero formar parte.

Yo siempre he vivido en un entorno más sencillo, donde nos queremos y poco más hay que contar. No nos queremos porque lo diga la Biblia que tenemos que querernos, nos queremos porque nos queremos y ya está, tampoco hay que darle muchas vueltas a esto. Pero si me dices que, ahí fuera, hay unos tíos que son como bichos sarnosos de locura insaciable... Cierro las puertas.


Lo siento mucho. Aquí no se puede pasar.