miércoles, 31 de agosto de 2016

Avecrem Pollo


Avecrem le da a tus guisos ese toque de sabor que tu pericia culinaria no es capaz de darle. Ese podría ser lo que se podría llamar “un slogan honesto”, pero estos sloganes no valen. Oh. Lo siento.


Yo cuando abro una fabada Litoral siempre le echo mitad de una pastilla de Avecrem por consejo de mi madre. Tirar de Avecrem me parece el camino fácil, como ya he dejado claro en mi slogan, pero mira, a veces no estoy para “pureza de las formas” y sí para glutamato.

Yo conozco tres Avecrems, Avecrem Pollo, Avecrem Carne (o Ternera, como sea el protocolo mercadotécnico) y Avecrem Verduras. Siento que esta clasificación de Avecrem es una completa fantasía y creo que la mía es la de verdad: Avecrem Sabor Medio (Pollo) Avecrem Sabor Fuerte (Carne) y Avecrem Sabor Suave (Verduras).


El Avecrem no es más que un intensificador del sabor, como los polvos que les echan a las Ruffles y que hacen que sepan a lo que hoy conocemos como “Jamón”, “York´eso” o “Campesina”. Son unos sabores completamente ficticios, que nada tienen que ver con el jamón, con los sandwiches de jamón york y queso o con los productos que pueda haber en la casa de una campesina. Sin embargo están más ricos que cualquier manzana.

Si algo tiene de bello la civilización para mi es esta reversión, completamente osada, de lo que uno pueda pensar que es natural o no. No quiero pasar por el tema de que si el “Sabor Jamón” lo ha creado el hombre, y el hombre es natural, ese sabor también ha de serlo. Siguiendo esa lógica todo lo que existe es natural ya que existe.


Eso me temo que son debates para aprendices de filósofo y si algo aprendes de ellos es por mera casualidad. Aquí lo interesante para mi es que el Señor Matutano tenga los santos huevos de inventarse un sabor en su laboratorio de sabores y le salga de las pelotas llamarle “Sabor Jamón”.

¿Cómo rayos se hace el “Sabor Jamón”? ¿Reducen un jamón a sus partes esenciales y, desde ellas, reconstruyen un sabor sintetizado? ¿Qué productos son los que componen el “Sabor Jamón”?


Yo lo que me imagino (lo que me imagino) es una gran sala llena de botes completamente iguales. En estos botes hay etiquetas que ponen E-000, E-001, E-002... Así hasta E-999. Esto es lo que pone en la composición de las cosas, unos fantasmagóricos productos que todos son una E y un número de tres cifras.

Imagino que cada uno de estos botes debe tener unos polvos diferentes, como si de pica-pica se tratare. Imagino que el experto creador de sabores artificiales debe ser como un maestro perfumero, pero que en vez de desarrollada la nariz lo tiene el paladar. Este maestro de los sabores sabe perfectamente a qué sabe el E-149 y el E-221, conoce sus sutiles matices y las sensaciones que provocan en nuestras bocas. Asimismo, sabe que si mezclas E-671 con E-420 te sale un sabor que se parece a cómo sabe una gamba. Pero si a esa mezcla añades E-828 conseguirás, súbitamente, algo que sabe parecido a la cebolla.


Lo que no entiendo es de dónde salen los E-XXX primigenios. Imagino que ocurrirá como en los perfumes, que tienen unas esencias clave destiladas y toda la industria juega con las mismas esencias, como yo juego con el amarillo, el rojo y el azul y a partir de estos colores esenciales aparecen cientos, millones de ellos.

Imagino, también, que estos maestros del sabor no deben ser científicos chiflados, aunque alguno haya, como en todas las profesiones, y que su voluntad no es envenenarnos. Al menos, esa voluntad no la tienen. Que ocurra por circunstancias es otra cosa. No lo sé.


Así que yo, por mi, acepto estos sabores como parte de mi vida, como miembro de una civilización que ha llegado a destilar sabores como quien destila perfume de naranja.

Aún con todo, echar Avecrem me parece facilón.