Alfa Romeo es una marca que me gusta
mucho. Dicen que se estropean con mirarlos pero yo creo que eso no es
cierto. Las malas lenguas que quieren desprestigiar la calidad
italiana.
Uno ve un Alfa Romeo y se queda más
contento que si ve un Mazda. Mira que un Mazda es una cosa fina, pero
como es así zen y tal se queda soso. Sin embargo Alfa Romeo es fino
pero a la vez tiene ese toque lujoso que a todos nos gusta. ¡A todos
nos gusta sentirnos como un millón de pavos!
Alfa Romeo está compuesta por dos
palabras, Alfa y Romeo. Alfa te da a macho alfa, al que más manda de
todos. Romeo te da a Romeo, el que enamora a Julieta y a cualquiera
que se le ponga por delante. ¿Qué más quieres, tío? No creo que
se pueda ser más que Alfa Romeo.
Además, el logotipo está compuesto
por la cruz del escudo del Barça y por una culebra. El escudo del
Barça mola más que el del Madrid, es más guay. Punto para Alfa
Romeo. La culebra es un animal que mola mucho, es feroz y sinuoso.
Otro punto más. ¡Antes sí que se hacía branding, no ahora!
Este logo lo hicieron a base de
símbolos de tradición, con un significado histórico de hondo
calado. Ya me dirás tú cómo se hacen los logos hoy. ¿Facebook?
Una F. ¿Twitter? Un pajarito. ¡No me compares!
El secreto de Alfa Romeo es que primero
hicieron los coches y luego el logo. El producto inspiró al branding
y no al revés, como sucede hoy. Hoy cualquier tuercebotas te monta
una campaña 360 sin tener absolutamente nada útil que ofrecer a la
gente. ¿Qué coño de método es ese, Góngora del tres al cuarto?
Aprende de Quevedo.
Pero no te preocupes, no es cosa de
hoy. No son “los tiempos”. Los tuercebotas existen desde que
existe la humanidad. En la Edad de Piedra ya existían los
tuercebotas, que iban a cazar mamuts pensando que tirándoles una
piedra a la cabeza los iban a tumbar. La versión del tuercebotas
prehistórico hoy es el que hace un curso de Illustrator y ya
pregunta dónde están los beneficios, que quiere salir a cenar a un
bistró.
Si quieres muchos beneficios habrás de
obtenerlos a cambio de mucho trabajo, porque el dinero no lo regalan
a no ser que lo robes. Ladrones también los había en la Edad de
Piedra, que querían comer mamut que habían cazado otros trogloditas
a base de esfuerzo e ingenio.
Así que no culpes a los tiempos que
los tiempos son una pasada. Hay pantallas LED por todas partes y
Donald Trump abandona el Acuerdo de París sobre el cambio climático.
¿No querías posmodernidad? Pues toma dos tazas.