jueves, 15 de junio de 2017

The Sandman – Preludios Nocturnos

¿Has oído hablar a Neil Gaiman? Peter Bagge no lo soporta. Dice que es un pamplinero que mucho blablabla pero nada de nada.


Francamente, apenas he leído a Neil como para emitir un juicio a la ligera. Aunque te digo una cosa: este tebeo nunca me lo he leído. Emite unas vibraciones densas y empalagosas que me arrojan lejos de él. Así que haré caso a mis poderes jedi y diré, con toda la prudencia del mundo, que Peter Bagge tiene razón.

Yo en la cama soy como Neil Gaiman. Un pamplinero que te pregunta si le quieres hasta que te sangren los oídos. ¡Ah! Yo aguanto que seas tonta como un brick de leche. Y no digo nada.


Básicamente el secreto de la vida es aguantarnos unos a los otros. ¿Que este es tonto pelao? Tonto pelao no, lo siguiente. ¿Pero qué hacemos con él? ¿Se lo echamos a los perros? Pues tampoco es plan. Luego nos quedaríamos así como mal. Así que tragamos un rato más y cuando nos ponga un Whatsapp hacemos como que no lo hemos leído 3 horas o 4. Así irá entendiendo que no se lo vamos a echar a los perros pero que molesta. Que es pesado.

En mi grupo de amigos de la década de los 20 teníamos a uno así. Nunca estaba por los demás, siempre estaba o a su ombligo o a pinchar a los otros. Decidimos echarlo del grupo. Pero como aquellos tiempos estaban libres del manto Illuminati se podían hacer las cosas fácilmente: le pusimos en ridículo a saco en un bar y adiós muy buenas. Se acabó el problema.


Ahora no, ahora déjate. Antes éramos 4 listos frente a 1 tonto. Ahora la proporción es a la inversa. Así que ahora para echar a alguien del grupo hay que liar Roma con Santiago, jugar al juego Illuminati mejor que los mismos Illuminati. Y sólo cuando se coloque sobre la trampa de pinchos podremos accionarla y acabar con él sin que nos caiga encima el resto de la banda Illuminati con acusaciones sobre corrección política. ¡Pero si es un pesado! ¿Por qué lo defendéis tanto?

Lo defienden porque así se defienden a ellos mismos. Porque están tan pringados como él. Y si cae uno caen todos. Es la brujería Illuminati, replicar el juego de Dios pero a la inversa. Ama a los demás como si fuera a ti mismo se traduce en defiende a los otros miembros de la mafia porque si no tú también pringas.


Tengo que reconocer que vivir en estos tiempos me encanta. Sí, padezco las mismas penurias que cualquiera dentro de un laberinto de ratones, pero nunca me lo he pasado mejor. Como a mi me gustan los juegos de inteligencia estoy disfrutando más que jugando al Portal. ¡Lo que llega a hacer la gente por un trozo de queso! ¿Quién se ha llevado mi queso? El Illuminati, hombre. Que pareces nuevo.

La putada del juego Illuminati es la misma que la del juego nazi: durante la guerra todo lo uniforme guay que quieras pero cuando acabe todos sabemos no sólo quién eres, sino también dónde vives. ¿Qué te crees que es esto, Nueva York? ¡Esto es Madrid, bobín! Como decía mi padre, Madrid es un pueblo grande. Nos conocemos todos.