sábado, 10 de junio de 2017

Sony

Como estamos en el 2017 Samsung se ha hecho con el control del concepto “lujo tecnológico”. Sin embargo los más viejos del lugar recordamos cuando Sony ostentaba ese puesto, con mano de hierro.


Sony era la marca estrella y luego estaban todas las demás. Estaba Sanyo, estaba Panasonic, estaba Grundig... ¡Estaba Elbe! Mis dos primeros televisores fueron Elbe. El primero necesitaba que le metiésemos un palillo en el botón de encendido para funcionar. El segundo se escacharró superpronto.

El tercero fue Grundig y fue, digamos, el televisor estrella de esta casa. Duró muchísimo e incluía 39 canales más el AV, algo superpuntero por aquel entonces. De ese televisor se grababa la programación con un vídeo Sanyo, otra gran estrella de este hogar.


De ese Grundig ya se pasó a un Thompson LCD, o sea, mira lo que duró el Grundig. Y tras el Thompson llegó el actual Samsung.

Lo que sí fue Sony fue la cadena de música. Mi madre insistió en prescindir del plato tocadiscos y apostó 100% por el CD. Yo me opuse, pero hay que reconocer que ella tenía razón. El CD fue un formato exitosísimo, aplastando al DCC de Philips, que osó disputarle el puesto un par de años con un fracaso rotundo como resultado.


En mi habitación hubo dos televisores: un ITT que me compró mi padre junto con el Spectrum (16 canales) y más tarde un enorme Sanyo de 21” en el que jugaba a la Super Nintendo y la Mega Drive. Aquel televisor era estupendo. Le quería mucho.

¿No os emociona que me emocione casi más hablar de las marcas que ha habido en mi casa que hablar de las personas? Las personas son absurdas, las marcas son claras. Cada una tiene unos valores y evocan unas emociones. Las personas son confusas, erráticas, normal que los Illuminati las vean como ganado.


Los Illuminati pensamos que sois ganado. Sí, es cierto. Como estamos iluminados por la luz cuando os observamos no podemos reprimir una mueca de burla y a la vez desprecio. Os vemos como títeres a merced de una construcción mental ilusoria a la que comúnmente se le llama ego. ¡No nos culpéis! Cuando vosotros veis una marioneta os sentís superiores a ella, ¿no? Pues a nosotros nos pasa lo mismo con vosotros porque también estáis atados a un mecanismo de control que ignoráis.

Mis compañeros Illuminati me reprenden. Me dicen que no os cuente así, a las claras, lo que pensamos de vosotros. Que si os lo contamos sois capaces de rebelaros, dicen. Y yo, que debo ser el Illuminati que más os desprecia de todos, digo que tararí. Digo que aunque os lo diga a las claras, a la cara, nunca podréis liberaros. ¿Esconder búhos en los billetes de dólar? ¡Menuda mariconada! Yo prefiero deciros todo a las claras. Y estáis tan controlados que, aún así, no os podéis soltar. Me temo que soy el más cruel de todos los Illuminati. Aunque parezca el más amable.