Como estamos en el 2017 Samsung se ha
hecho con el control del concepto “lujo tecnológico”. Sin
embargo los más viejos del lugar recordamos cuando Sony ostentaba
ese puesto, con mano de hierro.
Sony era la marca estrella y luego
estaban todas las demás. Estaba Sanyo, estaba Panasonic, estaba
Grundig... ¡Estaba Elbe! Mis dos primeros televisores fueron Elbe.
El primero necesitaba que le metiésemos un palillo en el botón de
encendido para funcionar. El segundo se escacharró superpronto.
El tercero fue Grundig y fue, digamos,
el televisor estrella de esta casa. Duró muchísimo e incluía 39
canales más el AV, algo superpuntero por aquel entonces. De ese
televisor se grababa la programación con un vídeo Sanyo, otra gran
estrella de este hogar.
De ese Grundig ya se pasó a un
Thompson LCD, o sea, mira lo que duró el Grundig. Y tras el Thompson
llegó el actual Samsung.
Lo que sí fue Sony fue la cadena de
música. Mi madre insistió en prescindir del plato tocadiscos y
apostó 100% por el CD. Yo me opuse, pero hay que reconocer que ella
tenía razón. El CD fue un formato exitosísimo, aplastando al DCC
de Philips, que osó disputarle el puesto un par de años con un
fracaso rotundo como resultado.
En mi habitación hubo dos televisores:
un ITT que me compró mi padre junto con el Spectrum (16 canales) y
más tarde un enorme Sanyo de 21” en el que jugaba a la Super
Nintendo y la Mega Drive. Aquel televisor era estupendo. Le quería
mucho.
¿No os emociona que me emocione casi
más hablar de las marcas que ha habido en mi casa que hablar de las
personas? Las personas son absurdas, las marcas son claras. Cada una
tiene unos valores y evocan unas emociones. Las personas son
confusas, erráticas, normal que los Illuminati las vean como ganado.
Los Illuminati pensamos que sois
ganado. Sí, es cierto. Como estamos iluminados por la luz cuando os
observamos no podemos reprimir una mueca de burla y a la vez
desprecio. Os vemos como títeres a merced de una construcción
mental ilusoria a la que comúnmente se le llama ego. ¡No nos
culpéis! Cuando vosotros veis una marioneta os sentís superiores a
ella, ¿no? Pues a nosotros nos pasa lo mismo con vosotros porque
también estáis atados a un mecanismo de control que ignoráis.
Mis compañeros Illuminati me
reprenden. Me dicen que no os cuente así, a las claras, lo que
pensamos de vosotros. Que si os lo contamos sois capaces de
rebelaros, dicen. Y yo, que debo ser el Illuminati que más os
desprecia de todos, digo que tararí. Digo que aunque os lo diga a
las claras, a la cara, nunca podréis liberaros. ¿Esconder búhos en
los billetes de dólar? ¡Menuda mariconada! Yo prefiero deciros todo
a las claras. Y estáis tan controlados que, aún así, no os podéis
soltar. Me temo que soy el más cruel de todos los Illuminati. Aunque
parezca el más amable.