Sin que sirva de precedente voy a
hacerme eco de una noticia de actualidad. Eso sí, con nocturnidad y
alevosía. Como lo hago yo todo, la verdad. Ninguna novedad. Para qué
engañarme.
Project Scorpio (como si se tratase de
un proyecto de Hank Scorpio, ultravillano millennial en Los Simpson)
ha cristalizado en Xbox One X. Me parece un nombre redondo. X da la
sensación de ser algo puntero, el no va más. Y encima es el símbolo
de Xbox. Es como decir que esta consola es la leche sin decirlo.
Tampoco la iban a llamar Xbox La Leche. Aunque algún día habría
que atreverse con esas cosas.
La han llamado Xbox One X y no Xbox X,
dejando claro que no es un salto generacional. Es una especie de
“esto es la polla dentro del marco actual en el que todavía nos
encontramos nos guste o no, señorías”. Según las
especificaciones técnicas, Xbox One X se mea en la boca de PS4 Pro,
que no mueve gráficos 4K de forma nativa mientras que la nueva
consola de Microsoft sí. O sea que una finge ser guay mientras que
la otra lo es de raíz. Interesante planteamiento, ¿no os parece?
Muy contemporáneo.
Por mis características personales
está claro que conceptualmente prefiero Xbox a Playstation. Imagino
que millones de millennials han pillado lo mismo que yo y se van a
lanzar a Xbox como moscas a la miel. Entienden, como yo, que se puede
molar en plan barón o marqués o se puede molar en plan monarca
absoluto. Y los que sientan esa llamada de la realeza también
elegirán Xbox.
¿Por qué la gente gasta un solo euro
en marketing? Los que verdaderamente contamos ya vemos qué cosas
molan y qué cosas no molan sin ver un solo anuncio. No nos tienen
que explicar nada. Nos entendemos como los Illuminati, reconocemos a
un miembro de nuestro club por instinto. En los anuncios no vemos
ningún mensaje, sólo vemos el nivel de farsantía de una marca. Así
que yo que vosotros lo dejaría. Lo vuestro no tiene futuro.
Si no tienes ADN Illuminati nada te
puede salvar. Ni billones de dólares en marketing podrían cambiar
lo que eres por genética. ¡Así que déjalo! Aspira a lo que
realmente puedes aspirar y disfruta de lo que Dios quiere para ti.
Nosotros disfrutaremos de lo nuestro.
Ah, claro, que no has parado de sacar
pecho delante de los demás miembros de la junta directiva y ahora te
da palo abandonar tu jornada yerma hacia ninguna parte. ¿Ves? Por
eso eres inferior. A nosotros no nos cuesta nada reconocer nuestros
errores. Los reconocemos y ya está.
Soy malísimo para las despedidas.
Siempre me ha pasado. Con los años he dejado de llorar como una niña
pero el corazón se me sigue poniendo blandito, muy blandito. Y a
vosotros, seres de ADN pequeñito, como un ratón, os tengo que
dejar. Me tengo que ir con mis compañeros millennials a jugar a la
Xbox One X.
¡Ey! Me lo he pasado muy bien. No nos
pongamos dramáticos. Pero recordad: dejad de hacer anuncios. Eso
sirve en las dimensiones inferiores, pero no aquí. Ahorrad el dinero
para vuestras familias, que lo van a necesitar.