lunes, 26 de junio de 2017

Megaconsolas nº 135

Aplaudo mucho la iniciativa de El Corte Inglés de editar una minirevista de videojuegos. Me hace recordar tiempos mejores cuando te regalaban un VHS de la Super Nintendo y no veías otra cosa en 5 meses.


Hoy ya no, hoy son todo descargas digitales y cosas sin propiedades enamoradoras. ¿Cómo te vas a enamorar de algo que no puedes tocar? Se hace harto difícil.

Lo digital está muy bien porque gracias a ello hemos desarrollado el cerebro. Unos más que otros, también es verdad, sí. Pero la “revolución digital” (sic) nos ha hecho una raza más avanzada. No hay mucho que discutir sobre este punto. Pero ahora que tenemos el cerebro bastante desarrolladito es hora de ponerlo en práctica en el mundo real, en la sucia tierra.


Entiendo que es difícil decirle a un chaval que sólo se ha relacionado con una pantalla que salga a la calle a explicarle al quiosquero lo que ha aprendido mirándola. El quiosquero es sucio y cualquier cosa menos aséptico. Pero si no pasas por alto esos inmundos detalles todo lo que sabes no servirá para nada.

No te voy aquí yo a venir de “amigo del pueblo” porque el pueblo no tiene un enemigo más acérrimo que yo. ¡Odio al pueblo! El pueblo es ignorante y borreguil. Pero si yo he podido tragar tan repugnante bocado tú también.


Sin embargo no puedes ser tan ingenuo de creer que seguir poniéndole pisos a la Torre de Babel te va a llevar a alguna parte. Ahí arriba no hay nadie, ya te lo digo yo que he estado muchas veces. Lo que hay es cada vez más frío y menos gente, porque eres el único tontín que sigue teniendo fe en esa jornada yerma.

¿Que el quiosquero es tonto? Más tonto que un zapato. Pero es precisamente esa ignorancia la que te impide seguir subiendo. El problema es que la base está demasiado abajo, no que te estés quedando sin ladrillos. O mejoras la calidad de la base o tu gran torre se va a quedar en almenita.


Yo ya he hecho mi parte, así que no pienses que te voy a ayudar. Cuando pases una buena temporada “ayudando al pueblo” te aseguro que vas a querer tomarte unas largas, largas vacaciones. Pero, oye, te apoyo desde la hamaca. Eso sí.

El truco está en seguirles la corriente. Venga, ya te he dado una clave gratis. Tú, a cambio, podrías traerme al menos un vaso de sangría. ¿No? ¿Ves? Eres un niño caprichoso. Por eso no acabas de arrancar, elementillo. Que eres un elementillo.